ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟚𝟛

3.2K 336 67
                                    

— La aldea está muy pacífica, papá —comentó la pequeña Akiko sosteniendo con fuerza la mano de su padre— casi ya no hay robos ni peleas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.






— La aldea está muy pacífica, papá —comentó la pequeña Akiko sosteniendo con fuerza la mano de su padre— casi ya no hay robos ni peleas.

— Nuestra gente siempre ha sido sincera, nobles y somos leales con nuestros aliados —respondió el pelirrojo de ojos verdes— tu más que nadie, cariño, debes conocer a cada familia que vive en esta aldea, hablar con ellos y comprender lo que necesitan —Taro miraba a su hija con amor— porque nuestro deber es cuidar de todos.

— ¿Como el Hokage? El tío Naruto que cuida de todos en su aldea porque son su familia —preguntó la pequeña, su padre asintió— ¿Papá, tú eres el ninja más fuerte de esta aldea?

— Ya no lo sé —rascó su nuca con nerviosismo, a ningún padre le gusta ser débil frente a su princesa— creo que Ozuru me arrebató ese honor hace unos meses.

— A ellos no los conozco —susurro la pequeña pelirroja observando a una familia a unos metros de ellos.

— Es normal, aún eres una niña —dijo Taro, su mirada se dirigió hacia donde su hija apuntaba.

Retrocedió dos pasos colocando a su pequeña detrás de él, sentía que estaba viendo a un fantasma.

— ¿Papá?

— Quédate detrás de mi, Aki.

La calle estaba vacía a excepción de ellos cinco, eran casi la siete de la mañana, si su hija no lo hubiera visto primero, sentiría que solo era una mala jugada de su falta sueño pero no, podía imaginarlo a él solo, más no al niño que estaba en sus hombros o la bella mujer que tomaba su mano.

Se acercó a ellos aún dudando, ¿era posible? no lo era, no podía ser el.

— Disculpe —intervino, los tres pares de ojos se dirigieron a él pero su mirada estaba fija solo en uno— me parece no haberlos visto antes por aquí.

El hombre pelinegro tragó en seco, ese rostro, lo había visto antes en su sueños.

— Oh, lo sentimos mucho —la mujer se inclinó frente al pelirrojo— somos visitantes, no pudimos obtener un pase verifico para entrar porque eran muy caros y nosotros somos tres, lo sentimos, somos ilegales —hablo ella— pero no somos personas malas, somos una humilde familia y ya nos estamos yendo.

— Por favor, alce la cabeza —pidió Taro. La rubia lo hizo mientras los varones permanecían detrás, al parecer ella era la cabeza de su familia— me gustaría saber sus nombres.

— Por dios, que maleducada soy —susurro ella arrepentida— mi nombre es Mare, él es mi hijo Naoko y mi esposo —pauso— Nao.

— ¿Su apellido? —preguntó el pelirrojo tratando de procesar aquella información.

Nao, Naoko, como su sobrino.

— De donde vengo no nos dan un apellido si no pertenecemos a un Clan importante —volvió a responder Mare.

𝗢́𝗡𝗜𝗫 | 𝘌𝘴𝘤𝘢𝘳𝘭𝘢𝘵𝘢 #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora