𝗢́𝗡𝗜𝗫 | 𝘌𝘴𝘤𝘢𝘳𝘭𝘢𝘵𝘢 #2

ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝟙𝟜

Sasuke

"Mi mejor amigo paro y supe que esta era la despedida, hace cuatro horas que salimos de Uzushio y aquí nos separábamos de Sakura y Naruto por un tiempo indefinido donde mi mujer, mis futuros hijos y yo nos íbamos por el mundo. Quería enseñarle tantos lugares a Naku, lugares que había visto en mi primer viaje para expiar mis pecados y quería volver a visitarlos con ella, solo con ella.

Nakumi vivió encerrada tanto tiempo, sé que conocer el mundo es uno de sus más profundos sueños y se lo cumpliría.

— Que les vaya muy bien, Sasuke-kun —me hablo Sakura, ella extendió sus brazos hacia mi. Le dediqué una pequeña sonrisa y la abracé levemente.

— Cuídate.

— Ustedes también, si necesitan ayuda con los niños sabes cómo encontrarme —asentí.

— Gracias.

— Te extrañare mucho, onii-san —escuche a Nakumi despedirse de Naruto— y despídeme de Hinata por favor, hazla muy feliz y cuida mucho del pequeño Boruto.

— Lo haré imōto —hablo el Uzumaki abrazándola, bufé, la estaba aplastando— si al baka de Sasuke se le ocurre hacerte algo, yo mismo lo mataré, recuérdalo.

— Si claro.

— Nunca pueden dejar de pelear —lagrimeo mi mujer— gracias también a ambos por ayudarme estos días.

— No fue nada —hablaron Naruto y Sakura al unísono, el idiota se dirigió a mi.

— Sasuke apenas Nakumi llegó a mi vida y ya me la estas arrebatando otra vez —gruño el rubio, mi esposa carcajeó un poco limpiando sus lágrimas.

— Volveremos imbécil —hablé.

Tome el hombro de mi mejor amigo y me acerqué a él, palmeé su espalda con fuerza y luego me alejé, era suficiente amor para Naruto.

— Cuídalos.

— Con mi vida, nunca lo dudes.

Él asintió en aprobación, volvió a abrazar a Naku y junto a Sakura siguieron con su camino hacia Konoha. Entrelace mi mano con la de mi pelirroja, aquí iniciaba nuestra nueva aventura.

— ¿Estas bien? —baje mi mirada hacia ella, veía como su hermano se alejaba.

— Si amor —respondió, yo sonreí. Bese su frente y luego sus labios— ¿estás listo?

— Por supuesto.

— Te amo, Sasuke —enrollo sus brazos por el mío apoyando su cabeza en mi hombro.

Yo también la amaba, demasiado.

— ¿Y a donde quieres ir primero? —le pregunté mientras avanzábamos, este camino nos podría llevar a donde quisiéramos.