T-K

115 8 1
                                    

Finalmente, antes de que pudieran darse cuenta, el 2007 había llegado. Takeru había pasado los últimos tres días del 2006 pensando qué regalarle a Hikari el primero de enero, además de eludiendo las preguntas de Patamon. Recorrió perfumerías, joyerías, tiendas de ropa y maquillaje, pero todo le parecía fuera de contexto, y no tuvo otra opción que recurrir a la ayuda de un experto: nuevamente habló con su hermano, pero este se negó a brindarle cualquier tipo de consejo, alegando que ya era lo suficientemente grande y maduro como para preguntarle tonterías. Además, él no era un novio precisamente romántico, lo cual a veces parecía decepcionar a Sora aunque intentara ocultarlo.



El día estaba extremadamente frío. La noche anterior había nevado un poco, por lo que el suelo, los árboles y construcciones estaban cubiertos de un grueso manto blanco.

Con ayuda de Patamon y Palmon combinó de la mejor manera posible la ropa más abrigada que tenía y salió apresurado del departamento de su madre.

Se puso en pie en cuanto vislumbró la figura de su mejor amiga. Estaba tan hermosa que por unos segundos se olvidó de respirar.

—Buenos días, Takeru. Feliz año nuevo —saludó ella.

—Feliz año nuevo para ti también, Kari.

Yagami extendió su paquete, esperando a que el rubio hiciera lo propio, pero no fue hasta entonces que se percató que en aquella ocasión él no llevaba ningún regalo para intercambiar. Si bien le extrañó, no dijo nada.

—Yo... te daré mi regalo más tarde. Discúlpame, Kari.

—No importa, T-K. Pero por favor abre el mío.

Se sorprendió un poco; era la primera vez en tres o cuatro años que Yagami lo llamaba por su apodo.

Abrió la cajita y dentro de ella encontró un sobre blanco con una carta perfectamente doblada y escrita con unos trazos finos y perfectos, como no podía esperar de otra forma si provenía de Hikari.

A medida que la leía, notaba cómo su rostro iba adquiriendo temperatura, a la vez que todas las dudas y la sensación de vértigo iban desapareciendo y aumentando al mismo tiempo, en un torbellino de confusión. Cuando acabó de leerla, sonrió nervioso y dijo:

—Bueno, menos mal que me diste esta carta. De lo contrario, no sabría qué hacer con mi regalo.

—¿Tu regalo, Takeru? ¿Por qu...?

Se interrumpió cuando la mano enguantada de T-K le sostuvo el rostro. En menos de un instante, el pulgar le recorrió el pómulo, y los labios fríos atraparon con cuidado los de Kari, impidiéndoles acabar con lo que estaban formulando. Primero el beso fue inseguro, temeroso, y después un poco más animado. Takeru era consciente de que Hikari nunca había besado a nadie, y eso lo hacía ser más cuidadoso aun: temía asustarla si era demasiado intenso.

Las manos de la castaña buscaron su nuca y acabaron entrelazándose detrás, mientras que las de él bajaron y se encontraron en la cintura de ella, arrugando un poco el papel que le había dado Kari un momento atrás. 

1 de Enero | 2ª edición (#DW2020)On viuen les histories. Descobreix ara