Kari

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El fin del 2006 comenzaba a sentirse: el frío en el exterior, los adornos en las puertas y ventanas, las tiendas con ofertas navideñas, las luces de colores alegrando las calles...

Ese año, los niños elegidos recibieron una sorpresa: Meiko había regresado por las fiestas a Odaiba.

El grupo de amigos se alegró al poder reencontrarse con la chica, y pronto comenzaron a organizarse para llevarla de paseo por la ciudad. Pero sobre todo, Taichi estaba entusiasmado por volver a verla, aunque quisiera ocultárselo a su hermana. De todas formas, Hikari lo había visto levantarse lo más temprano posible cada mañana para ir a entrenar, incluso los días que el equipo de fútbol no tenía práctica. Se la pasaba haciendo ejercicio encerrado en su cuarto, intentado inútilmente marcar cuadritos en su abdomen. La castaña se reía, pensando en todas las estupideces que hacen los chicos enamorados.

Enamorados... Desvió la vista de la mesa hacia el ventanal, al eterno cielo gris que se extendía sobre ellos. Y por primera vez en mucho tiempo, sintió frío y se sintió sola. Porque todos tenían a alguien especial: Taichi a Meiko, aunque la distancia no permitía que formalizaran, según la señora Yagami. Yamato a Sora, quienes finalmente habían tenido que blanquear la relación forzados por la insistente Tachikawa. Mimi a Koshiro, aunque ella no quería nada serio porque aun vivía en los Estados Unidos. Y ella...

Lanzó un suspiro desanimado y volvió a su actividad: el regalo para Takeru.


—¿Sabes? Te echamos de menos por aquí, Meimei— dijo Mimi al despedirse, y realizó con disimulo una seña hacia Taichi, que se encontraba un poco más alejado de las dos chicas y no podía escucharlas.

Meiko se sonrojó, como era costumbre en ella, y respondió que lamentaba haberse tenido que mudar nuevamente, pero que era lo mejor para todos después de lo que había ocurrido con Meicoomon.

—Pero estamos contentos de que hayas podido venir a visitarnos— agregó Sora despidiendo a Mochizuki con un ligero abrazo, bastante impropio de ella —. Nos vemos esta noche— susurró. ¿Hikari había oído bien? Se volteó para ver la reacción de la castaña: como lo suponía, se había ruborizado intensamente.

Incluso bajo la intensa mirada de la menor de los Yagami, Sora se alejó haciéndose la desentendida y fue a reunirse con Yamato, que estaba junto al resto de los chicos.

Finalmente, cuando fue su turno de despedirla, simplemente hizo una suave reverencia y se alejó. No le preguntó qué le había dicho Sora, ni qué significaba. Como tantas otras veces, se quedó con las palabras en la garganta: no le gustaba parecer entrometida, aunque se sentía un poco molesta porque le ocultaran las cosas, sobre todo si tenía que ver con Taichi.

Si bien volvía a reunirse con el grupo de elegidos, las relaciones estaban un poco tensas porque todos estaban a la expectativa de lo que hacían —o en realidad, de lo que esperaban que hicieran—Hikari y Takeru: si llegaban juntos, si se tomaban de las manos, y demás tonterías que se venían repitiendo desde principios de año. Pero aquel día, como se reunirían con Meiko y hacía mucho que no estaban todos juntos, decidió participar de la salida. 

1 de Enero | 2ª edición (#DW2020)Where stories live. Discover now