Kari

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Se lo quedó mirando con los ojos muy abiertos, intentando leerle los pensamientos con solo observar su rostro. Pero solo halló sorpresa, y... quizás... restos de dolor. Sí. Muy ocultos bajo un manto de apacibilidad y ternura que a Kari le partía el corazón.

Takeru siempre había sido tan amable con ella, y a la vez, duro cuando debía hacerlo. Siempre había sido sincero, y lo consideraba una de las personas más importantes de su vida, junto a Taichi. Por eso no podía defraudarlo, ni tratarlo como había hecho durante los dos meses anteriores. No se lo merecía.

Cerró los ojos y lanzó un suspiro. Volvió a bajar la cabeza, como si estuviera inconforme con la respuesta del chico. En realidad, hubiera esperado que le gritara, que se enojara, que le echara toda la bronca. Quizás hasta hubiera sido mejor que aquel incómodo silencio que se alargaba eternamente entre los dos.

Extrañamente, después de haber dicho aquello no se sentía mucho más tranquila que antes de salir de su casa. Incluso de pronto le pareció que haber ido era una tontería y por un instante se sintió nerviosa y con ganas de salir corriendo. Pero volvió a ver al estupefacto T-K, que paradójicamente a lo que estaba ocurriendo en su interior, le emitía una calma y un calor inexplicables que la hacían sentir bien, como si perteneciera allí, como si nada pudiera salir mal nunca, si permanecían juntos.

No lo comprendía. Estaban allí, parados, uno frente al otro, tratando de acortar la distancia que ella misma había creado. Queriendo derribar muros imaginarios que había construido para sentirse segura y protegida, cuando en realidad todo lo que necesitaba estaba justo delante de sus ojos.

Sintió repentinas ganas de abrazarlo, como si con aquel gesto, todo lo malo que había hecho pudiera borrarse.

Volvió a abrir la boca, desesperada porque Takaishi no decía ni hacía nada. Su visión se tornó levemente borrosa y se llevó las manos entrelazadas al pecho.

—Sí. Discúlpame, T-K. — Pidió, reprimiendo una lágrima que amenazaba por caer. —Solo quiero decirte que lamento haberme alejado de ti. Te quiero, y no deseo perderte —. Las palabras salieron de su boca a borbotones, como si el tiempo que tenían fuera a acabarse en un parpadeo y luego se arrepentiría de no habérselo dicho. —Prometo que no volverá a pasar —. Dio un paso hacia él dibujando una mueca que intentaba ser una sonrisa.

Casi como si le estuviera leyendo el pensamiento, Takeru abrió los brazos para recibirla. Tras dudarlo un instante, se lanzó con suavidad hacia el hueco de su pecho, y permitió que los brazos del chico la rodearan con cariño.

—Yo también te quiero, Hikari Yagami —murmuró contra su pelo con aroma a vainilla. Ella alzó la cabeza para poder verlo con el sol rompiendo en su cabello dorado —. Te perdono y no pienso perderte. Eres mi luz en los días grises. ¿Quién sabe qué haría sin ti? — la apretó unos segundos más contra sí, y luego aflojó el agarre, aunque hubiera deseado que ese momento durara toda la vida.

Hikari sintió que el vacío de su pecho volvía a llenarse, y colocó sus brazos a la altura de la cintura de Takeru, aferrándose así a la esperanza de no perderlo. 

1 de Enero | 2ª edición (#DW2020)Where stories live. Discover now