Takeru

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Con que se había puesto celosa... Ya estando en la casa del señor Ishida, T-K no pudo evitar esbozar una sonrisa al pensar en aquellas palabras. Definitivamente Kari lo sorprendía cada día más, y de alguna forma aquellas pequeñas cosas hacían que recuperara la esperanza en convertirse en algo más que un amigo para ella.

Feliz y canturreando, tomó un largo y bien caliente baño. Tan largo, que cuando su hermano llegó, tuvo que preguntarle si todo estaba en orden o si le había pasado algo. Probablemente hasta había pensado que todo había salido mal y que había decidido acabar con su miserable vida ahogándose en la bañera.

—Idiota —agregó antes de internarse en su cuarto a practicar con el bajo.

A la hora de la cena, ambos hermanos y sus compañeros digimon estaban sentados a la mesa disfrutando del plato preparado por Yamato cuando de repente, Patamon rompió el silencio y preguntó con la misma inocencia de un niño:

—Takeru, cuando te cases con Hikari, ¿yo también deberé casarme con Gatomon? —Ambos humanos se atragantaron a la vez, uno con el jugo y el otro con el arroz, y comenzaron a toser prolongadamente para evitar también así responder. Gabumon, por su parte, se golpeó la cabeza con la palma de la pata.

—Responde, T-K —. Yamato no sabía si estallar en carcajadas o alejarse para que no le preguntaran qué pasaría con él y Sora.

—¿Qué tonterías preguntas, Patamon? Claro que eso no pasará.

—Pero tú quieres estar con Hikari, ¿verdad?

El rostro y el cuello del menor de los rubios pasaron por diferentes colores. El mayor no podía contener más la risa, así que se levantó y fue a buscar más agua fría para servirse.

—Eh...

—No puedes negarlo. Ya todos lo sabemos —Gabumon lo apuntó con los palillos de madera unos instantes y luego siguió comiendo como si nada.

—En eso tiene razón —dijo Ishida volviéndose a sentar —. Excepto, parece, la propia hermana de Taichi —y T-K asintió con la cabeza. De pronto se le había pasado el hambre, y en su lugar un pesado nudo se le formó en la boca del estómago.

—Hermano, ¿no tenías que salir esta noche? —preguntó T-K tratando de poner cara de póquer, pero con cierto temblor en la voz, para salir de aquella incómoda situación. Yamato de pronto asustado miró la hora y se levantó como impulsado por un resorte.

—Rayos —. Salió corriendo hacia su habitación, pero antes de desaparecer detrás de la puerta y no volver a ver a su hermano menor, gritó: —No creas que vas a librarte tan fácil de ellos dos.

1 de Enero | 2ª edición (#DW2020)Where stories live. Discover now