Capítulo 1

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18 de diciembre

— Muchas gracias por venir, Luisa. – Acompañó a la chica hasta la puerta de su despacho. — Tengo más entrevistas ahora, –Mintió, aquella era la última del día. — así que ya veremos, en cualquier decisión te mantendré informada. – Sonrió mecanicamente, realmente, ganas no tenía.

— Muchas gracias, espero recibir noticias pronto... ¡Sobretodo positivas! – Rió buscando un encanto que a Natalia le pareció sobreactuado.

Natalia tensó su sonrisa y abrió la puerta invitando a salir a la chica.

— Esperemos... – Murmuró. – Nos vemos pronto, Miki te acompaña a la salida. – Señaló al chico de pelo rizado que las miraba con su habitual sonrisa encantadora.

— ¡Nos vemos! – Se despidió con gracia agitando su mano.

Natalia se limitó a asentir con la cabeza y esperar a que se alejara con Miki para cerrar la puerta de su despacho y suspirar perdiendo la vista en su estantería.

Niñata.

Repetía en su cabeza con irritación.

A paso firme se acercó a su escritorio y sin ningun tipo de cuidado cogió el currículum de aquella chica entre sus manos.

Creativa, proactiva y con ganas de crecer personalmente.

Se burló mentalmente de lo que aquella chica había plasmado en esa hoja como su definición.

Arrugó el papel sin pensárselo dos veces y lo encestó en la papelera a la vez que escuchaba la puerta abrirse.

— Nadie, ¿no? – Fue lo que preguntó Miki, su mano derecha.

— El mundo está lleno de inútiles. – Murmuró sin ganas, dejándose caer en la silla de despacho.

— Bueno, hay que tener paciencia, piensa que estás pidiendo un alto conocimiento de hostelería. – Intentó hacerla razonar.

Conocía de sobras a su amiga y jefa, llevaban desde que empezó ese negocio, cuatro años atrás, trabajando codo con codo.

El restaurante solo llevaba un par de meses abierto cuando Natalia decidió apostar por aquel chico.

Sin duda, una gran elección.

— Sí, y solo me viene gente que no sabe ni hacer un café sólo. No tengo tiempo para encargarme de formar a alguien. – Se quejó.

— Podemos ir formando a alguien entre todos. – Sugirió.

— Menuda pérdida de tiempo... – Se mordió las uñas. — Ahora viene Navidad, Año Nuevo... necesitamos a alguien con ugencia y formación. No sé cómo lo vamos a hacer. – Pronunció sin dejar de morderse las uñas.

Miki suspiró.

— Todo saldrá bien. – Aseguró.

Siempre habían salido adelante.

***

El servicio de mediodía había terminado. El personal se encontraba recogiendo más silencioso de lo normal debido al mal humor que había cargado Natalia durante el turno.

Cuando estaba estresada se ponía más mandona y exigente, eso lo sabían todos.

Pero con Natalia siempre era mejor callar y aguantar el chaparrón.

Una joven morena cruzó la puerta del local con alegría y se abrazó a la espalda de Natalia que estaba apoyada en la barra sumida en sus pensamientos mientras tomaba una Coca-Cola.

Are u gonna tell her? - AlbaliaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum