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Al llegar al lugar tuvimos que hacer fila, para nuestra suerte no era tan larga, pero con el paso de los minutos se fue haciendo cada vez más grande la fila. Me daba un poco de nervios, Koemi y yo no tenemos la edad necesaria para entrar a estos locales, pero ella me tomo la mano y me sonrió para que me calmara.

Muchos dirán que Koemi es una mala influencia para mí, puede que sea verdad, pero es la única amiga que desde siempre ha estado conmigo y jamás me ha abandonado. Somos amigas desde que nacimos, siempre hemos estado para la otra en todo momento, si una llora la otra también lo hace después de haberle dado su merecido al culpable de esas lágrimas.

Cuando nos llegó nuestro turno de presentar ante el guardia nuestros carnet, Koemi se acercó de forma lenta hacia él, caminando de forma seductora y le susurró algo en la oreja.

El guardia se sorprendió, pude percibir algo de miedo en su mirada, nos dejó pasar sin siquiera decirnos algo, solo hizo una pequeña reverencia.

Mire extrañada a mi amiga, no me dijo nada sobre eso hasta que llegamos a una mesa desocupada y pedimos algunos tragos suaves.

-¿Me vas a decir que le dijiste?

-Lo más fácil y creíble.... Que eres la novia de Rengoku.

-Koemi.... No soy la novia de Rengoku, no tengo ningún interés romántico hacia él.

-.... ¿Solo porque se vería como el síndrome de estocolmo?- miro su celular despreocupada- como yo lo veo él no te tiene secuestrada, te deja hacer miles de cosas, no te mantiene encerrada en un asqueroso lugar y te compra las cosas que necesitas.

-¡Pero yo no quiero que un hombre me compré las cosas! Por algo estoy trabajando, para costear mis propias cosas....

-Si, lo sabemos.... Pero estas sola, el idiota de tu papá te abandono sin decir ni una sola palabra.... Lo cual es un gran golpe para una persona.... Aunque esa persona se trate de ti Amane.

-¿Acaso quieres decir que me tuvo lástima y dijo eso para "ayudarme"?

-No creo que la palabra lástima sea la correcta.

Incline mi cabeza hacia atrás frustrada, no tenía ánimos de pensar cual era la verdadera razón por la cual Rengoku me tenía en su casa. Koemi aprovecho ese momento de distracción para pedir más tragos para las dos. Cuando los trajeron mire a mi amiga, le sonreí levemente y bebimos con calma.

Perdimos la cuenta de cuántos tragos hemos bebido, aún no teníamos ánimo de bailar, la única forma en la cual nos íbamos a parar de la mesa es que se escuche una de las canciones que nos guste a las dos.

Una vez más me sentí observada, pero no le preste mucha atención, estamos en un lugar con muchas personas.

Nos colocamos de pie al escuchar una canción que nos gustaba, bailamos de forma lenta al principio, cuando algún chico intentaba acercarse a nosotras simplemente nos movíamos del lugar o los empujabamos, no queríamos ningún chico está noche.


O eso pensaba.

Koemi se distrajo por unos segundos, sabía que estaba mirando a un chico, me acerco un poco más a ella con una sonrisa en el rostro... Entonces eran dos chicos.

Continuamos bailando solas un rato más, sentí que una mano me tocó la cintura y me atrajo lentamente, gire mi rostro para ver quién me estaba tocando, era el mismo chico que fue a la cafetería. No podía dejar de ver sus ojos, aquellas cicatrices que posee en su rostro y en su pecho, podía verlas claramente ya que el mantiene su camisa ligeramente abierta.

En ningún momento el peliblanco apartó su mano de mi cintura, con cada segundo que pasabamos bailando me iba acercando más a su cuerpo, podía percibir su calor con mucha facilidad. Mordí ligeramente mi labio para evitar tocar su cuerpo, podía ver claramente que posee un cuerpo bastante trabajado, sus músculos se marcan fácilmente en la camisa, pude ver que varias chicas que se encontraban a nuestro alrededor estaban devorando con la mirada todo el cuerpo del hombre.

Con su otra mano libre me tomo del mentón con delicadeza, alzó ligeramente mi rostro y me besó.



El beso no era lento como los que me robaba de vez en cuando Rengoku, era más salvaje, de vez en cuando me mordía el labio para que abriera mi boca y así el pudiese introducir su lengua.









Pero por alguna extraña razón esto no se sentía bien.









Me iba apartar de él cuando sentí otra mano en mi cintura y me acercaba su cuerpo. Mire de quién se trataba y era Rengoku.....



Rengoku tenía una sonrisa en su rostro, pero no era las de siempre, aquellas sonrisas alegras y amables..... Esta era totalmente distinta.

La música se detuvo por completo, las luces fueron encendidas dando a entender que toda la diversión había llegado a su fin y era hora de marcharse. ¿Cuánto tiempo estuvimos en este lugar?

Ninguno de los tres se movió del lugar, Rengoku me atraía cada vez más a su cuerpo sin dejar de mirar al de cabellos blancos.  Koemi se acercó un poco preocupada por la situación, el hombre de ojos bicolor la detuvo antes de que mi amiga pudiera continua avanzando hacia mí y le negó con la cabeza dando a entender que lo mejor era mantenerse alejados.

-No sabía que tomar un poco de aire significaba venir a bailar.

-¿Acaso no puedo divertirme un poco?- le pregunto el hombre con una gran sonrisa en su rostro.

-Cuando acabe la reunión podrás hacer lo que quieras, antes no... Los demás no estamos para perder el tiempo y esperar a que hagas tus tonterías.

-En cuanto le pida el número a esta chica volveré a la reunión.

Él acercó su mano con la intención de separarme de Rengoku, tomé la camisa de él, cómo si intentara esconderme de aquel hombre. Rengoku no tardó en apartar la mano de él con algo de brusquedad.



-No la vuelvas a tocar Sanemi.

Eres mía. [Rengoku X Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora