Serpientes.

357 39 4
                                    


Yinelle me tomó del brazo y me sacó con fuerza de la habitación.

— ¡Suéltame! — Grité

Me empujó contra el suelo y caí como se suponía.

— Undersee nos advirtió de ti, que eras una…—

— ¡Barata! — Completó su gemela con un tono de repugnancia.

— Acostarte con tu mentor no te dará más posibilidades de sobrevivir mocosa, es tan nauseabundo, seguramente abriendo las piernas conseguías todo en tu distrito. —

— Muy bien, es suficiente. — Abogó Haymitch saliendo de su habitación.

— ¡¿Qué estabas pensando tú?! — Se acercó Yangelle a aquel ojigris quien le miraba atentamente — ¿Qué tan aburrido estabas Haymitch? — Me miró y soltó una mueca de disgusto—

Le ignoró lo cual causó que mostrará una expresión incrédula.

Haymitch extendió su mano hacia mi y la tomé.

Ignoralas, son unas serpientes —

Ellas estaban boquiabiertas.

El rubio me ayudó a levantar y seguido se escuchó una puerta azotando.

— ¿Qué sucede? — Dijo Erick mirándome.

— Erick — Le devolví la mirada.

— ¿Por qué no nos tranquilizamos y vamos a desayunar? — Alegó Haymitch.

Las Arlequín salieron de la habitación con aires de resignación.

Erick se acercó a mí y me tomo de los hombros, Haymitch me liberó de su agarre.

— ¿Sucedió algo? — me preguntó.

¿Desde cuándo le era yo importante?

— No, no sucedió nada Erick, tranquilo. —

— Oigan, creo que tengo algo para sus heridas — Dijo el rubio.

Miré a Erick.

No lo habia notado, tenia la barbilla y los labios abiertos. Era mi culpa, recién había recordado el golpe, o bien, golpes dados. 

Le di como una piñata, sólo que con una lámpara de metal. Pensé.

 Miré sus brazos, también tenían moretones.

 — Erick, como lo siento… — Intenté acercarme, pero recordé que no teníamos, hasta esta mañana, una relación de confianza, así que retrocedí

— Esta bien, no te preocupes, puedes confiar en mí — Respondió, refiriéndose al parecer a mi contradicción en lugar de sus heridas. 

¿Desde cuando Erick Weiss era así? 

Haymitch tosió.

 Le miramos

 —¿Lo van a querer o no? — 

Ambos asentimos. 

Haymitch se marchó y momentos después regresó con un contenedor de metal el cual abrió y puso frente nosotros. 

—Tomen, un ungüento

Miramos el contenido y tomamos un poco en nuestros dedos.

𝕴𝖓𝖒𝖔𝖗𝖙𝖆𝖑𝖎𝖙𝖞 - ᴴᵃʸᵐⁱᵗᶜʰ ᴬᵇᵉʳⁿᵃᵗʰʸWhere stories live. Discover now