Cenizas

498 44 3
                                    

Narra Ambrose

Desperté horas después, mi cuerpo adolorido, exhausto. Intenté abrir los ojos pero se sentían pesados así que los frote con mis manos, lo cual me hizo sentir un dolor insoportable en mi ojo izquierdo así que retiré inmediatamente mi mano.

Ouch… — Exclamé en un quejido —

— ¡Ah! — Escuché de una voz cercana. Acto seguido se escucharon unos pasos apresurados salir de lo que aparentemente era una habitación y cerrar una puerta.

¿Estaba en una habitación? Lo último que recuerdo es haber estado tirada frente a mi casa en llama— ¡Mi casa! ¡Adolphus! Tengo que levantarme y salir de dónde esté, debo buscarlo, él simplemente no puede estar…

Fuí interrumpida al escuchar murmullos fuera de aquella habitación.

Me levanté entre gemidos de dolor y con dificultad. Al cabo de unos momentos estaba parada, tambaleante, pero en pie. 

Caminé hacia lo que aparentaba ser una puerta con ambos brazos extendidos evitando una colisión, al tocar lo que me pareció ser madera, intenté abrir de nuevo mis ojos, lo que resultó en solo poder abrir uno y vislumbré aquella puerta grande de madera.

Me sorprendí por la calidad y manufactura de esta, así que mirando a mi alrededor pude notar que me encontraba en una lujosa habitación. ¿Seguía acaso en el Veta? ¿Incluso en el doce?

Decidí buscar lo que me fuera útil como un arma, y momento después tomé una lámpara de escritorio aparentemente de metal, era más pesada de lo que esperé.

Con cautela regresé a aquella puerta para abrirla con cuidado, poco a poco se abrió pero para mí suerte un estruendoso chirrido salió de ésta. Sujeté más fuerte mi inofensiva arma y busqué de lado a lado alguna señal de vida en aquel increíblemente gran lugar.

— Veo que despertaste, mi hermano me dijo que —

— ¡Tú! — grité

Frente a mí se sostenía la inconfundible figura de Erick Weiss. No tardé mucho en correr hacía él para atacarle con furia con aquella lámpara, debido a que le tomé por sorpresa, el primer ataque cayó sobre su labio, pasó a cubrirse mientras yo continuaba golpeando sus brazos.

—¡Basta, detente maldita sea, sólo intento ayudarte—

Solté un poderoso grito de rabia para pasar a taclearle con la fuerza que conservaba en aquel momento. Ambos caímos de golpe al suelo y escuché un doloroso quejido de su parte.

— ¡Ambrose! ¡Espera porfavor!— Escuché a lo lejos

—¡Rosie!— Aquella familiar voz entró por mis oídos, me hizo detenerme en mi ataque y levantar mi rostro.

Era él, mi hermano se encontraba a unos pasos de distancia, mirándome confundido.

— ¡Adolphus! — Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron y al alcanzarle lo levanté en mis brazos. Comencé a llorar y un alivio reconfortante llenó mi cuerpo.

— Rosie, no llores hermana, conseguiremos otra casa ¿No?—

No podía parar de llorar, cualquier intento de hablar sería en vano, y no era necesario, tenía todo lo que quería justo en mis brazos. Acaricié su cabello y lo atraje a mí con más fuerza.

— Hermana, para de llorar ¿Dije algo malo?— preguntó melancólico

Reí ligeramente y lo alejé para ver su rostro. El mío se encontraba lleno de lágrimas y moretones, podía sentir mi labio roto y era más que evidente que mi párpado se encontraba inflamado, aún así, todo dolor físico y preocupaciones desaparecieron en ese momento.

𝕴𝖓𝖒𝖔𝖗𝖙𝖆𝖑𝖎𝖙𝖞 - ᴴᵃʸᵐⁱᵗᶜʰ ᴬᵇᵉʳⁿᵃᵗʰʸWhere stories live. Discover now