Capitulo 6

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CROW

ME NEGABA A ADMITIRLO.

Yo no era suyo.

Nunca sería suyo.

Ella tendría que conformarse y aceptarlo de una vez.

Pero yo sabía que aquello no era verdad desde el momento en que había rechazado a Jasmine. Tenía todo el derecho del mundo a hacer lo que quisiera, pero simplemente no deseaba hacerlo. Mis ojos no habían volado hacia ningún otro sitio, y ni siquiera se me pasaba por la cabeza hacerme una paja. Mi mente y mi cuerpo pertenecían exclusivamente a una mujer.

Ella podía continuar pensando que me había tirado a alguna otra mujer. Aquello ponía espacio entre ambos. Habíamos vuelto a ser amo y esclava, justo como yo quería. Nuestras conversaciones se limitaban al mínimo imprescindible, y sólo nos concentrábamos en la sensación de nuestros cuerpos moviéndose juntos.

Pero yo empezaba a sentirme vacío.

Ella no me acompañaba a cenar ni a desayunar. Cuando yo iba a su cuarto, apenas me miraba. Ni una sola vez me pidió que hiciese algo por ella. Yo esperé a que me pidiera salir a cenar o hacer un viaje a la playa, pero nunca sucedió. Incluso después de haber pasado semanas, mantuvo las defensas altas.

No me dejaba pasar.

Yo sabía que su cantidad de botones estaba aumentando, pero no había llevado la cuenta. Follábamos a toda hora como animales, e hizo cosas que lograban que el miembro me diera saltos de alegría. Se unió a mí en las tinieblas y se convirtió en una bestia. Era igual de primitiva, carnal y descontrolada que yo. Había estado demasiado ocupado disfrutando de ello como para preocuparme por cuánto me costaba.

Abrí el cajón y conté los botones restantes. Sólo quedaban noventa.

Noventa.

El corazón se me cayó a los pies con un sonoro golpe, poniéndome enfermo. Un dolor distante me recorrió el centro del pecho. Estaba lleno de ansiedad, incapaz de sentarme quieto por más de un segundo.

Ella había realizado intensos actos sexuales que me habían costado una fortuna. A aquel ritmo, no estaría allí más de una semana antes de verme obligado a liberarla. A mí no me resultaría difícil olvidar mi promesa y obligarla a quedarse durante el resto de su vida.

Pero no podía romper la promesa que le había hecho.

Tenía que conseguir recuperar aquellos botones... a toda costa.

CUANDO LLEGUÉ A LA OFICINA CENTRAL, RECIBÍ UNA FRÍA MIRADA DE CANE. No habíamos hablado desde que tuvimos aquella tensa discusión. Él quería intercambiar a Botón por veinte millones de dólares, pero yo me había negado.

Todavía estaba cabreado por aquello.

—Mira quién viene... —Cargó su pistola y se la metió agresivamente en la cartuchera, como si fuera a necesitarla.

Yo ignoré su hostilidad y pasé directamente al negocio.

—Miguel ha traído el nuevo prototipo. Me ha impresionado.

Él se sentó en la silla con un vaso de whisky en la mano.

—Me alegro por ti.

Me senté a su lado y continué.

—La entrega se producirá mañana. Parece que Gran Bretaña ha ganado la subasta. No me sorprende, dado que Bones ha vendido su nueva arma a Oriente Medio.

Cane dio un sorbo a su bebida sin mirarme.

—Bones ha doblado la oferta.

—¿Qué oferta? —Sospechaba saber de lo que estaba hablando, pero decidí no creerlo. Botón no estaba a la venta, y no había cantidad de dinero suficiente para poder compararse con su valía.

Botones y odioWhere stories live. Discover now