Capitulo #8

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Sus palabras casi me llevan de culo al piso. Un escalofrío súbito desciende por todo mi cuerpo hasta mis pies. Trago duro sin corresponder a su mirada, que resultaría incomoda en estas circunstancias.

— ¿Q-que has dicho?—las palabras se vuelven tímidas y nerviosas en mi boca. Claro que lo escuche, solo soy lo suficientemente estúpida para decir eso.

—Sí, Dean Thomas Jones—repone está vez con un halo de repentino reconocimiento—. Asalto en una tienda de ropa y luego desapareció de la faz de la tierra, ¿Estás relacionada?

Golpe bajo. Trago duro y evado su mirada, con excusa de estar contemplando a los árboles, aunque no haya ni una sola fuente de luz que los ilumine.
Sí, es mi hermano.

—No, no lo conozco— respondo agitando la cabeza hacia los costados.

Después de todo, ¿Qué hay de malo con decir una mentirita piadosa? Lo más posible es que no vuelva a verle la cara a Louis nunca más después de esta noche.

El desastre es evidente desde que pongo un pie dentro del terreno de aquella mansión: Rápidamente me encuentro con vasos pisados y botellas vacías tiradas entre las plantas. Imagino a una mujer de mediana edad llegando a su casa y encontrándola en este estado, me pone nerviosa hasta a mí.

Cuando voy en busca de un baño, no me sorprendo al encontrar el interior de la casa también plagado de gente.

—Disculpen, ¿un baño?—pregunto a tres chicas de tés oscura que llevan el cabello similarmente corto y unos atuendos en gama naranja.

Me pregunto si son alguna clase de promocionadoras, por su igual aspecto.

Reparan en mi atuendo antes de contestar con altivez:

—Los baños al final del pasillo a la derecha y la convención de mendigos a la segunda puerta—ríen entre ellas y me dan la espalda.

Muerdo mi labio inferior y murmuro para mí misma: Zorras.

Abro la última puerta del pasillo y me sorprendo encontrando un baño en perfectas condiciones. No estoy tan mal, pienso al observar mi atuendo por un espejo de cuerpo entero; llevo mi camiseta lisa preferida, los jeans ajustados con el dobladillo estilo capri y unas converse rojas. Mis preferidas.
Bueno, quizá un poco.

Generalmente avanzo junto a la moda, pero el hecho de haber sido informada hoy de la fiesta... ¿En qué momento y con qué ropa me cambiaría?

Hecho un vistazo rápido hacia la ducha de mi derecha y me vuelvo por segunda vez al divisar un cuerpo inconsciente sobre esta. Profiero un grito de horror y salgo del baño en un parpadear.

Choco contra alguien y no tardo en voltearme para pedir disculpas. Es Harry.

—Ah Harry...—digo adoptando un tono de voz que delata mi incomodidad. Está totalmente serio a pesar de encontrarse en una fiesta dedicada a su victoria—.Yo...lo siento. Solo...me resbalé.

No sé por qué digo eso. Tal vez son los nervios o la sensación de miedo a que de alguna forma sepa que estaba en los vestidores y escuche un fragmento de su conversación con quien sabe quién. Me cruzo de brazos para simular naturalidad, aunque por dentro soy un manojo de nervios.

—Está bien—responde simplemente. Lleva un vaso con un líquido azul en una mano y por su posición diría que está esperando que termine de hablar para alejarse—. Solo un choque.

KeeperWhere stories live. Discover now