- De repente convivo contigo durante casi dos meses y me vuelvo loco por ti.- la interrumpió con determinación-. Y de todas maneras sigo negando lo que siento, porque por más que me duela no poder tenerte como desearía, peor es alejarme.- el semblante de la fémina era un poema sin resolver, contrastando con la impotencia que él reflejaba-. Marinette... Yo...- bufó-. No planeaba que esto pasara, en serio, yo... No sé ni cómo demonios siento lo que siento, pero... ¡Lo siento!

Ella atendió con emoción contenida, incorporándose despacio hasta quedar enfrente de su compañero y mirarlo con los nervios a flor de piel.

- Sé a lo que te refieres.- murmuró con una media sonrisa-. Lo de empezar a sentir cosas por alguien y no entender el por qué, preguntándote cómo diantres has llegado a ese punto cuando ni siquiera lo buscabas.- él la observó en silencio, perdiéndose en su mirar-. Lo cierto es que ni yo sé cómo describirlo...- lágrimas amenazaban en colmar sus zafiros, pero hizo un esfuerzo para retenerlas y sostener el contacto visual con el varón-. Aún así... Quiero mudarme a vivir contigo...- tomó sus manos con cautela, dándoles un leve apretón-. Y no porque quiera ser solo tu compañera, o... Amiga...- sonrió enternecida-. Sino porque también estoy enamorada de ti...

Adrien no podía apenas moverse. Sopesando esa respuesta que apenas se asemejaba a lo que hubo imaginado. Sin embargo, ¿verdaderamente podía confiar en que aquello era cierto?

- Princesa...- intervino con una sonrisa dispersa, reforzando el agarre de sus manos-. No tienes por qué sentirte obligada a corresponderme...

- ¿Qu-qué?- preguntó perpleja, sacudiendo la cabeza-. No me siento obligada, ¡es la verdad!

- Marinette...

- ¡Ni Marinette, ni puñetas!- vociferó soltándose de sopetón y colocando los brazos en jarra-. Tú te confiesas y yo te creo, pero yo lo hago, ¿y es como si estuviera haciendo una obra de caridad?

- Yo no he dicho eso, pero...

- ¡Pero lo insinuaste!- espetó señalándolo con el ceño fruncido, soltando un largo suspiro después-. Mira, yo... Sinceramente no sé ni cómo hacerte ver que lo que digo es cierto, pero lo es.- cuadró los hombros, incrustando sus zafiros en los verdes prados de su compañero-. Así que, por una vez, deja de poner en duda lo que digo, ¡Joder!

Él la estudió pensativo, animándose a sonreír al ver el semblante enfurruñado de la chica.

- En verdad te has molestado.- ella se cruzó de brazos y puso morros, incitando al rubio a reducir la distancia entre ambos-. ¿Sabes qué...?- la joven lo miró por el rabillo del ojo algo recelosa-. Siempre me ha gustado hacerte rabiar...- se relamió-. Supongo que por eso tengo la costumbre de meter la pata...- acarició su faz con delicadeza-. Porque me encanta lo sexy que te ves cuando te enfadas...

Marinette se mantuvo con facciones severas, sin deshacer su postura cerrada.

- ¿Pretendes algo al decirme todo esto? Porque si sólo vas a hacer comentarios sin sentido, yo no...

El varón la besó sin poder contenerse, tomándola del rostro e impidiendo de esta manera que sus bocas se separaran en ese fogoso e intenso contacto.

En un primer momento, la azabache pareció buscar un motivo para separarse, pero la verdad era que no lo tenía. Y por eso mismo se rindió. Dejando que él la atrajera a su cuerpo mientras ella aprovechaba en abrazarse a su cuello y entregarse a la adrenalina de ese tórrido beso.

Llevaban ya un rato en que daba la impresión que el mundo se hubiera detenido. Refugiándose el uno en el otro hasta que ambos tuvieron la necesidad de recuperar el aliento y mirarse a los ojos.

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•Where stories live. Discover now