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Después de pasar el día haciendo maletas, por la noche, y ya entrada la madrugada, Adrien terminaba de recoger las últimas cosas del apartamento de su compañera. Cargando con ellas hasta el recibidor.

- Vale, creo que ya lo tenemos todo.- comentó al reunirse con ella en la puerta principal-. ¿Nos marchamos?

La joven se cruzó de brazos indecisa, sintiéndose ansiosa y vergonzosa ante la presencia del muchacho.

- ¿E-estás seguro de esto?- preguntó en un tono suave-. Si la policía nos ve, podemos meternos en un buen lío, y también...

- No vamos a discutir lo mismo de nuevo.- la interrumpió con voz firme-. Quiero que estés a salvo, y la forma de asegurarme de ello, es que te instales en mi piso; donde ese cretino no pueda encontrarte ni hacerte daño, ¿estamos?- ella asintió sin decir nada-. Bien, entonces pongámonos en marcha.

Tras echar un último vistazo al apartamento, los dos salieron equipados con los guantes y una bolsa de pertenencias. Dirigiéndose al ascensor y presionando el botón que daba acceso a la planta del aparcamiento.

Uno y otro se mantuvieron en silencio, esperando a que las puertas se abrieran para así avanzar hasta donde se encontraba estacionado el coche del rubio.

- Siéntate en el asiento de copiloto.- le indicó a la vez que quitaba el seguro, acomodando la bolsa en la parte trasera del vehículo.

La azabache siguió las instrucciones de su compañero, apartando un cojín que estaba colocado en su sitio.

- ¿Quieres que deje esto atrás?- preguntó ella al ver al chico acomodarse en el puesto de conductor.

- Sí, tú misma.

Ella hizo caso, después abrochándose el cinturón y esperando porque Adrien encendiera el motor.

La atmósfera entre ambos era de lo más tensa. No sabiendo qué decir u hacer para romper el hielo y disipar ese ambiente raro.

Al cabo de unos minutos, el automóvil ya abandonaba el aparcamiento a una velocidad moderada, recorriendo las calles nocturnas y solitarias de París rumbo hacia su destino.

- Tranquila, todo estará bien.- alentó él en un tono solemne, sin desincrustar la mirada del horizonte-. Ya te dije que apenas había vigilancia a estas horas...

- Eh... Sí.- musitó algo cohibida, inspirando profundo y ojeando con discreción a su acompañante-. De todas maneras...- él la vio por el rabillo del ojo y la joven se estremeció-. Siento invadir tu espacio, es decir... Por lo de tener que estar contigo en tu casa...

El universitario suspiró con una leve sonrisa.

- No tienes que sentirlo, yo... Siendo sincero...- se aferró con fuerza al volante-. Prefiero tenerte cerca...

- Aunque sea temporal...- él frunció el ceño, mirándola fugazmente de refilón-. Me refiero a que... Todo esto es hasta que termine la cuarentena, después...- bajó el rostro-. Cada uno volverá a la normalidad y ya no tendremos porqué convivir juntos.

Aquello dejó al varón con una extraña sensación en el cuerpo, notando como algo lo carcomía por dentro y lo inquietaba al pensar en separarse de esa chica de tez de porcelana y cabello de ébano.

- Marinette, yo...

Unas sirenas comenzaron a sonar provenientes del coche de atrás, alarmando a ambos jóvenes al atinar que se trataba de la policía.

- ¡Mierda!- exclamó él, buscando una salida a esa inesperada emboscada.

- Es la policía...

- ¿De veras? No lo sabía.- farfulló sarcástico.

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•حيث تعيش القصص. اكتشف الآن