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Pasado un rato, tanto Adrien como Marinette se mantenían en silencio. Ella fue a buscar el botiquín al cuarto de baño, luego sentándose junto a su compañero en el sofá para curar algunas heridas superficiales de su rostro.

Él permaneció quieto, observando sin decir nada cómo ella pasaba un algodón con agua oxigenada por la zona de su pómulo derecho y la comisura de sus labios.

- ¡Auch!- se quejó el chico al notar un poco de escozor.

- Lo siento, debí avisarte de que podrías sentir alguna molestia.- comentó en un tono suave, examinando con pesar su semblante-. Podría haberte hecho mucho daño...

- ¿Ese marcianito? ¡Tsk! Más quisiera.- se jactó con desgana.

La azabache se humedeció los labios, bajando la mirada después donde las manos de él reposaban en sus rodillas.

- Muchas gracias por defenderme.- frunció el ceño, inspirando profundo-. Si no llegas a venir...- contuvo las ganas de llorar-. No quiero ni imaginar lo que hubiera ocurrido...

Su voz se quebró, por lo que su compañero no se estuvo de sostener su barbilla para verla directamente a los ojos.

- Eso ya pasó.- apartó unos mechones de su frente-. Aún así, debes ponerle una denuncia; por lo menos para asegurarte de que no vuelve a acercarse a ti, ¿sí?- ella asintió con sus zafiros empañándose y él sonrió con dulzura-. Buena chica.

Marinette lo estudió hecha un manojo de nervios, pues después de todo lo acontecido, no podía quitarse de la cabeza lo que él había dicho al declarar sus sentimientos.

Una parte de ella quería preguntarle. Sin embargo, por otro lado, temía que su respuesta desmintiera lo que había escuchado. Y eso era algo que la tenía con el corazón en vilo.

- ¿Prefieres que dejemos lo del traslado para otro momento?- intervino él al ver la expresión ausente de la universitaria-. Podemos volver mañana o otro día que te venga mejor...- la joven continuó un deje pensativa, entretanto las facciones del rubio decaían-. Eso si es que sigues queriendo vivir conmigo...

- ¿Có-cómo?- sacudió la cabeza-. ¿Po-por qué dices eso? Es decir... ¿Por qué no iba a querer?

Uno y otro se contemplaron sin parpadear, siendo él quien se puso de pie en una postura compungida.

- Tal vez... Porque ahora que sabes la verdad, ya no estás segura de ser mi compañera de piso.- resopló abatido, frotándose la nuca-. Sé que fue muy egoísta por mi parte pedirte que te mudaras sin confesar lo que sentía, pero...- rio sin ganas-. Bueno... Digamos que temía perder a la única chica de la que me he enamorado.

Tras oír aquello, Marinette se mantuvo perpleja. Estudiando el semblante entristecido del zagal mientras su pulso se descarrilaba.

Enamorado. Había dicho que ella era la única chica. Dios, ¿era todo eso un sueño? De ser así, no quería despertar. No obstante, necesitaba aclarar las dudas antes de evadirse por completo.

- Esto... ¿E-es por lo que le has dicho a Luka? Sobre que tú me... ¿Amabas?

Él sonrió fugazmente, mirándola con simpatía.

- Es por eso que llevas sin hablarme desde que nos hemos quedado a solas, ¿no?- ella se relamió ansiosa-. No pretendo que me correspondas, de hecho, en ningún momento lo he esperado...- se removió los cabellos-. Me sirve con estar contigo, nada más.- se encogió de hombros-. Aunque entiendo que a lo mejor ya no puedo ni aspirar a eso...

La azabache negó de lado a lado.

- Yo... N-no lo comprendo.- musitó en voz baja-. Tú... Siempre estás diciendo que no eres de tener pareja y que lo romántico no te va, y de repente...

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•Where stories live. Discover now