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Estaba en shock. Marinette no podía creer que aquel tipo que tanto había alterado su vida, estuviera entonces frente a ella como si nada. ¿Qué hacía allí? ¿Qué pretendía apareciendo después de meses sin contacto alguno?

Dudas inundaban la mente de la joven, notando el miedo tomar posesión de su cuerpo e impidiéndole reaccionar con naturalidad.

- ¿Qué pasa? Cualquiera diría que has visto a un fantasma.- instó con una mueca jactanciosa, abriéndose paso al interior del apartamento sin esperar por una invitación.

- N-no, no es eso.- murmuró nerviosa, siguiendo los pasos del intruso hasta la sala de estar-. Es solo que, no lo entiendo... Es decir, ¿qué haces aquí?

- ¿Acaso no puedo venir a verte?- inquirió con parsimonia, metiéndose las manos en el bolsillo del pantalón.

- Yo no dije que no pudieras, simplemente no lo comprendo...- murmuró con la entereza que fue capaz aparentar-. Estamos en plena cuarentena, se supone que las visitas están prohibidas...

- Oh, eso.- aborreció restándole importancia-. Sólo es un virus, tranquila.- sonrió petulante-. Además, siendo tú medio china de seguro ya lo has pasado y ni te has enterado.

Su actitud y comentarios no estaban siendo bien recibidos por la azabache, quién se cruzó de brazos en una postura más firme y rasgos inescrutables.

- ¿A qué has venido, Luka?- preguntó en un tono impositivo.

El muchacho ojeó de arriba a abajo a la fémina, relamiéndose en una faceta provocadora.

- ¿Tú qué crees...?- avanzó paulatinamente hacia ella, observando lo cohibida y arisca que se mostraba al detenerse a una escasa distancia entre ambos-. Echaba de menos a mi Mari...- la joven agrandó los ojos con incertidumbre, retrocediendo la discernir sus intenciones de acariciar una de sus mejillas.

Aquello extrañó al chico, quién se fijó en lo rara que ella actuaba.

- Y-yo no soy tu Mari.- afirmó con tenacidad, inyectando su azulada mirada en la de él-. Dejé de serlo el día que me cambiaste por la amiga de tu hermana.

Luka puso la vista en blanco.

- Eso fue un error; de hecho, rompimos hace un par de semanas.- indicó como a defensa-. Los dos nos dimos cuenta de que no éramos compatibles y... ¡Pum! ¡Se acabó!

Ella atendió sin verdadero interés, manteniéndose distante y recelosa.

- Lamento que no funcionara.- se apenó sin sentirlo verdaderamente-. Seguro encontrarás a otra que encaje con tu perfil.

- Mari...- la tomó de una de las muñecas, haciendo que ella se tensara de golpe-. Sé que actué mal, pero vamos... Soy yo...- argumentó con una sonrisa afable, arrimándose a su ex con casi un exceso de confianzas-. Tu amorcito...- la acorraló contra una de las estanterías, persistiendo con desfachatez.

A diferencia de tiempo atrás, entonces ella veía veneno y arrogancia en sus acciones. Quizás estar con Adrien le había abierto los ojos respecto a Luka; no pudiendo comparar el comportamiento de los dos.

Eran tan distintos. Lo que le transmitían uno y otro era completamente opuesto, aún así, resultaba de fácil y clara elección.

- Ya no.- susurró con el pulso alborotado-. Durante todo este tiempo que he estado sin ti, he podido... Pensar...- suspiró, viéndose atrapada en los celestes del individuo-. Y aunque al principio me negaba a creerlo, ahora... Veo claro que estar sin ti es lo mejor que me ha podido pasar.

No sabía de dónde estaba sacando las fuerzas para hablar, pero lo estaba consiguiendo. Jamás hubiera imaginado plantar cara a su ex de esa manera. Es más, siempre pensó que si se presentaba la oportunidad, ella terminaría suplicando de rodillas por regresar al lado de aquel hipócrita.

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora