04 † VENDETTA PURA

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Podía sentir la cercanía del cuerpo de Eliot. Su presencia, aunque no involucrara para aquel momento contacto físico alguno, era reconfortante. Me recordaba en silencio que no estaba sola y que de ser por él nunca lo estaría.

Frente a mí los tres varones Vitale me dedicaban miradas penetrantes con una mezcla de prepotencia y curiosidad.

Debo confesar que estoy profundamente intrigado por su presencia y la de su acompañante. Gianni Vitale tomó la iniciativa de hablar en respuesta al silencio sepulcral en el cual se encontraba sumida la iglesia hasta ese momento.

Debía tomarme el tiempo suficiente para responder a cada uno de sus disparos con inteligencia. Era consciente de que un paso en falso, una palabra fuera de lugar, podría sembrar duda. Y era algo que no me podía permitir. Así que me limité a permanecer en silencio mientras el eco de las insinuaciones del Diablo se perdía en el aire.

Concuerdo contigo Padre. Lastimosamente aún no he podido interpretar si tal sorpresa es conveniente o tal vez nada distinto a una perdida de mi tiempo. Ángel Vitale dio rienda suelta por primera vez a su lengua venenosa.

De alguna manera sabía que el joven de ojos azules me estaba probando, y no estaba dispuesta a caer en sus provocaciones. Sin embargo, eso no significaba que debiera permanecer sumisa. 

Por suerte para mí señor Ángel, lo que usted considere o no me tiene sin cuidado. Mi presencia aquí no tiene otro objetivo distinto a llevar a cabo un negocio que promete beneficio mutuo. Así que si para usted el trabajo relacionado con el éxito de su familia representa una perdida de tiempo me temo que me veo obligada a pedirle amablemente que se retire y deje a los adultos hablar.

¿Quién dijo que las palabras soeces eran la única estrategia? No hace falta ser grosero para ser malditamente hiriente. Por surte para mí siempre he tenido el don de saber utilizar el arma más peligrosa y elegante de todas, la palabra.

Ángel Vitale mantuvo un rostro inexpresivo. Podía imaginar como sus labios ardían y su lengua inquieta dentro de su boca luchaba por mantener la compostura. Era evidente que ninguno de los Vitale estaba acostumbrado a ser cuestionado de esa forma, menos por parte de una mujer.

Creo que las dudas de mi hijo, aunque tengan un catéter imprudente, son justificadas señorita Bianchi. Como le he dicho previamente a su acompañante no dispongo de mucho tiempo y estoy empezando a tener la impresión de que usted tiende a divagar. No le tomó mucho al señor Gianni salir a defender a su familia. Su tono de voz ronco y pausado tenía cierta magia envolvente.

Observé a Demon quien por alguna razón había decidió mantenerse fuera de la conversación. Sus ojos oscuros estaban perdidos en un punto indescifrable y la comisura derecha de su boca estaba ligeramente elevada, haciendo una pequeña mueca. Podría jurar que se asomaba una sonrisa. Lo que me desconcertaba y llegaba hasta el punto de molestarme era que no entendía que cosa encontraba graciosa de aquella situación. Era como si en silencio se estuviera burlando de mí.

Para ese punto no estaba segura aún de cual de los gemelos era el más detestable, ambos competían con demasiado entusiasmo por ganar ese puesto en mi mente. Uno me torturaba con su silencio atrevido lleno de burla y otro con su palabra perversa llena de provocación. 

Demon se percató de mi mirada fija en él, inundada de indignación principalmente. Decidió separarse de la pared en la que se encontraba recostado e iniciar un camino lento hacia mi persona. Su caminar era silencioso, daba la impresión de ser un felino acechando una gacela. Después de todo eso eran los Vitale, depredadores. Lastimosamente para ellos yo no era nada parecido a una gacela, eligieron la presa equivocada. 

Angelical InfernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora