capítulo 28: la carta

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Fleamont y Euphemia Potter estaban de viaje visitando a unos amigos, por lo que, para que Imogen no estuviera sola, todos se fueron a su casa. Había habitaciones de sobra.

-James y tú podéis quedaros en la habitación de papá y mamá- le dijo a Lily.

-¿No sería un poco irrespetuoso?- dijo ella mientras fruncía el ceño.

-Lily, lleváis más de medio año casados- rió- no creo que a mis padres les importe, mientras no hagáis cosas indebidas en esa cama- levantó las cejas y la miró divertida.

Lily se ruborizó.

Habían pasado unos días desde el entierro de Marlene, y aunque todavía se le formaba a Imogen un nudo en la garganta cada vez que lo recordaba, decidió ser fuerte y no romperse más. Por ellos. Por Sirius.

El chico estaba destrozado.

-Todavía no ha salido de la habitación- le dijo a James- ni siquiera mamá ha conseguido que bajara.

James frunció el ceño, entristecido.

-Debemos darle tiempo- dijo Remus.

Peter se encontraba demasiado callado, pero nadie le dijo nada.

Los días siguientes pasaron con relativa normalidad. James y Peter habían ido a una misión, así que en la casa solo estaban Lily, Remus, Sirius e Imogen. Aunque Sirius todavía no había salido de su habitación.

-Canuto- dijo la chica Potter mientras le dejaba una bandeja de comida en la mesa- tienes que salir.

-No quiero- le dio la espalda desde la cama.

-Sirius- dijo severamente- tienes que dejarla ir. Ella no habría querido verte así. Nosotros te necesitamos.

Sirius se giró y la miró. Tenía razón.

-Está bien- la abrazó.

-¡Santo Merlín!- dijo ella ante el olor- dúchate, por favor.

La reacción de Imogen hizo que Sirius riera, aunque sonó más como una especie de ladrido.

-Te he echado de menos- lo miró- todos lo hemos hecho.

Él sólo sonrió levemente y agachó la mirada.

Cada cual afronta el dolor como puede.

...

Cuando Sirius bajó las escaleras, Remus y Lily lo abrazaron con mucha fuerza y suspiraron aliviados.

Intentaron pasar el resto del día entre risas y bromas, pero todo volvió a desmoronarse cuando Kreacher apareció esa misma noche en el salón de la casa. Era de madrugada y todos se habían ido a dormir, menos Imogen, que se quedó leyendo ya que no podía dormir.

-¿Kreacher?- preguntó Imogen extrañada- ¿qué haces aquí?

El elfo no podía hablar. Todavía estaba impactado por lo que acababa de vivir. Miró a la chica y volvió a sentir que una mano estrujaba su pequeño corazón.

-L...Lo siento- dijo entre sollozos.

Le entregó la carta e intentó calmarse.

-Ábrala cuando yo me vaya, por favor- le pidió para evitarse ese dolor. Volvió a suspirar- el amo R...- hipó- Regulus me ha pedido que se la de y que no se lo cuente a nadie. 

Imogen miró el sobre confundida y con temor.

-Espero que le vaya bien- dijo antes de desaparecer.

it isn't in my blood [black]Where stories live. Discover now