Conflictos Y Azúcar.

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Tick tack tick tack

El sonido que producía el reloj en la dirección de su colegio solo hacia que los nervios del pequeño rubio aumentaran.

No ayudaba el hecho que la secretaria se le quedara viendo con cara de una persona estreñida, pues si, ese había sido un nuevo descubrimiento, las personas con dificultades para ir al baño normalmente tenian ese genio.

— Uzumaki Boruto—un hombre con una gran cicatriz horizontal que va de mejilla a mejilla pasando por encima de su nariz y clara cara de disgusto lo llamó—Vamos, pasa.

Con el ánimo de una vaca apunto de entrar al matadero, arrastro los pies mientras la mochila que tenía hacía de trapeador por su camino.

— Exijo que expulsen a ese mocoso de esta academia—escucho ni bien entro a la habitación.

Una mujer regordeta con el cabello naranja lo señalaba, madre, del causante de todo este lío.

— Señora Tanaka—intento serenar el ambiente—me gustaría escuchar lo que ocurrio, niños, ¿podrían decirnos?

Boruto permanecía callado mirando sus zapatos, mala costumbre heredada de su progenitora, mientras aún escuchaba el tick tack del reloj, esperando que su madre apareciera pronto por la puerta.

— Solo le dije la verdad—hablo molesto el niño quien tenía un pedazo de carne congelada en su herido ojo derecho—y el no lo resistió ¡mire como estoy! ¡Pude perder el ojo!

Aguantando las ganas de gritarle que se callara, apretó ambas manos y su pequeño cuerpo empezó a temblar.

— La señora Uzumaki acaba de llegar Iruka-san—informó la secretaria.

— Hágala pasar por favor señorita.

Y como si en cámara lenta se abriera la puerta, divisó la figura de su madre, solo que, no parecía ser su madre.

Vestía una camisa blanca de seda rosada y una falda oscura entubada hasta debajo las rodillas, y su largo cabello atado en una coleta alta con un maquillaje ligero.

— Buenos días—saludo educadamente—¿ocurrió algo?

Pregunto al notar la situación, al parecer su hijo nuevamente se metió en problemas.

La antes enojada pelinaranja quedo con la boca entre abierta mientras párpadeaba repetidas veces.

— E-es u-na Hyuga—murmuró aún sin creérselo del todo.

Boruto por su parte abrazo a su madre soltando todas las lágrimas reprimidas a la vista de todos dentro esa oficina.

— Señora Uzumaki—carraspeo un poco la voz—la mande llamar por la conducta que tuvo su hijo.

Los brazos del pequeño no la dejaban acercarse hasta donde los demás se encontraban, así que lo cargo hasta tomar asiento frente al escritorio del director.

— ¿Que ocurrió?—preguntó siempre manteniendo su porte elegante.

— Aún no lo se—contesto cruzando los brazos—El niño Tanaka informa que solo dijo algo que molesto a su hijo y este lo golpeo—señalo al niño con el ojo herido—como ve, es una falta muy grave.

Con cuidado hizo que su pequeño sol  la mirara a los ojos, y aunque este aún tenía los ojos rojos por las lágrimas, pregunto.

— Dime lo que paso cariño ¿que ocurrio?

Un silencio incómodo se produjo en la pequeña habitación, causando que muchos se desesperaran, hasta que el blondo tomo el colgante que tenia en el cuello y lo abrió.

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