XIII. New Rose

412 56 378
                                    

Frank se sentía mal porque Luka lo había estado evitando toda la semana. Los primeros días le había enviado mensajes diciendo que no podía quedarse con él en las tardes porque estaba enfermo y sin ánimos de nada, cosa que Frank sabía que era mentira porque lo veía en los recesos y no notaba nada extraño en él. Pensó que en esas circunstancias tenía dos opciones: podía darle espacio al chico hasta que estuviera listo para hablar o podía hacer caso omiso a sus evasivas y buscarlo para conversar.

A él no le gustaba invadir a las personas, pero pensó que ya era tiempo de hablar porque mientras antes lo hicieran, más rápido podrían superarlo y las cosas entre ellos volverían a la normalidad.

O al menos eso esperaba.

—Luka –llamó cuando lo vio salir de su salón. El rubio lo miró confundido.

—Te... envié un mensaje –señaló.

—Sí, pero... ¿podemos hablar? –El chico se mordió el labio inferior y asintió.

Caminaron en silencio hasta la salida de la escuela y Frank pensó que sería una buena idea que fueran a la pequeña plaza que había en la esquina; era un lugar tranquilo y agradable para conversar. Se sentaron en una banca a la sombra de un árbol y Frank se tomó unos segundos antes de empezar porque no quería decir algo que hiriera al rubio.

—Quería hablarte sobre lo que pasó el sábado.

—Lo sé –respondió con la vista perdida en el pasto bajo sus pies-, pero en realidad no hay mucho que decir, Frank –señaló con una sonrisa triste-. Entiendo que estabas ebrio y por eso dejaste que pasara lo que pasó.

—No –dijo categóricamente-. No dejé que eso pasara porque estaba ebrio. Yo también lo quería –Luka lo miró a los ojos-. Estaba borracho, sí, pero no estaba inconsciente y podía decidir por mí mismo.

—Entonces... ¿querías que hiciéramos... eso?

—No exactamente –suspiró-. Mira, esto es nuevo para mí porque nunca me había sentido atraído hacia un hombre antes. Esa noche, cuando me besaste, fue como si hubieras abierto la puerta hacia algo que me era totalmente desconocido, pero que acabé disfrutando –Luka lo escuchaba atento-. Me gustó, pero si hubiera sabido que tú sentías algo romántico por mí, nunca hubiese accedido a hacer nada de eso, porque no quiero lastimarte.

—Oh, entiendo –susurró.

—Sí... me caes bien y me gusta estar contigo –señaló-, y por supuesto me sentí atraído hacia ti esa noche porque eres bastante guapo –rió-, pero no...

—¿Crees que soy guapo? –Lo interrumpió con una sonrisa.

—¡Claro que lo eres! Por algo la mitad de la escuela está loca por ti –sonrió-. De hecho, quizá solo te gusto porque no conoces a nadie más acá, pero sé que cuando conozcas a otra gente, verás que no soy la gran cosa –bromeó.

—Gracias, Frank –dijo con sinceridad.

—No tienes absolutamente nada que agradecer –dijo-. No quiero que las cosas estén raras entre nosotros porque me gusta ser tu primer amigo en esta mierda de lugar.

Luka solo le sonrió y Frank, quizá por primera vez en su vida, se sintió afortunado: por culpa de la calentura, primero casi había arruinado su relación con Diane, y luego su amistad con Luka, pero, contra todo pronóstico, había logrado salvar ambas relaciones.

Las cosas le estaban saliendo bien y estaba agradecido por eso.

Frank le había contado a los chicos que Luka lo había estado evitando, así que como había tenido sus tardes libres, habían ocupado ese tiempo para ensayar y componer canciones.

The Clash {Frank Iero & Gerard Way}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora