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Muy por el contrario a lo que muchos pensarían, Bakugou no culpaba a Kirishima por aquél "mínimo error" (que por cierto, en absoluto fue mínimo a su ver), él era consiente de los propios errores que había cometido, pero, ¿lo pueden culpar?

No es fácil el entregar tu corazón en bandeja de plata y confiar en que no te lo destrozaran en miles de pedazos. Porque sí, eso habían logrado hacer.

Lo que más le jodió en ese instante fue cómo podrían llegar a minimizar su sentir, dolía bastante el sólo pensar en que "estaba exagerando" cuándo lo único que hizo fue expresar sus sentimientos, además, ¿él, exagerar con un tema así de delicado? jamás. Nunca había sido alguien que se tomara todo a la ligera, y si bien aveces tendía a ser muy impulsivo, el terminar con Kirishima fue algo que le tomó tiempo meditar, algo que en su momento parecía la mejor opción.

Y no se arrepentía.

Lo único que quería actualmente era estar bien, sentirse seguro de sí mismo y ser feliz con todo su ser. Porque para amar a alguien más y entregarse a él, debía comenzar por amarse a sí mismo, aunque sea mínimamente.

Era algo que le tomó mucho tiempo aceptar, y finalmente lo estaba empleando.

Si comenzaba a ser más sincero consigo mismo, no se sentía del todo listo para comenzar una relación, habían tantas cosas que debía solucionar aún que el entrar en una sólo provocaría postergarlo más. Y estaba bien, de momento sólo debía enfocarse y llevar a cabo lo planeado en un inicio, de esa forma todo saldría bien.

—¡Hey, Bakugou! —escuchó a lo lejos, y al despegar sus ojos del cuaderno que tenía entre manos se encontró con Ashido frente a él, quien le miraba con curiosidad —¿Qué haces? te ves muy concentrado.

—Más bien, lo estaba ¿sabes?

Mina río suavemente, la actitud de Bakugou había cambiado tanto últimamente que al hablar con él no parecía agresivo, ni arisco al conversar. Tampoco era reacio a dejarse tocar.

—Ya, es que te veías tan sumergido en tu burbuja —comenta ella, sentándose en césped junto a él mientras sonreía al ver como el rubio se relajaba y recostaba en el tronco del árbol tras él —Que no pude evitar perturbar su paz, por cierto ¿no tienes frío? acá afuera está muy helado...

El rubio alza una ceja ante la mención, mirando divertido como la pelirosa frotaba sus brazos en busca de calor.

—Un poco —comenta, devolviendo la vista a las hojas del cuaderno —Pero acá todo es más tranquilo y ya no soportaba el estar tan encerrado, así no me puedo concentrar.

—Oh...

Mina lo analiza por unos segundos, y no puede evitar que una cálida sensación se instale en su pecho al notar el rostro relajado de Bakugou, también nota que su piel ha tomado más color que antes, y cómo sus labios ya no están resecos.

—Y lo que escribes —señala ella, sonriendo dulcemente —¿es importante, no?

Él duda por unos momentos, pero termina por asentir.

—Sí, -dice, sonriendo a medias —lo es.

Entonces no puede evitar sentirse feliz tras ver aquella pequeña acción, así que sólo asiente mientras vuelve a ponerse de pie.

—Bien, entonces te dejaré para que puedas continuar, ¿de acuerdo?

El rubio la mira, sus ojos parecen curiosos mientras su rostro se ladea hacia un lado, sonriéndole.

—Okay.

—No estés mucho rato acá afuera o te vas a congelar, —continua, callando unos segundos cuándo Bakugou sólo asiente y devuelve su atención al cuaderno. —con Jirou vamos hacer chocolate caliente para que luego vengas a tomar un poco y de paso vemos películas, si quieres.

Y eso parece captar la atención del Rubio, porque éste le mira nuevamente, jugando con el lápiz que tenía entre sus dedos.

—¿Qué tipo de películas?

—No lo sé, ¿de terror?

Y entonces vuelve asentir.

—Okay.

Ashido cree que fue lo suficiente en ese momento, y con la intención de dejarle un rato tranquilo se dirige hacia la puerta corrediza que daba a la sala común, más se detiene antes de entrar completamente, una traviesa sonrisa surcando su rostro.

—Ah, y Bakugou —le llama una última vez, ya teniendo la mitad de su cuerpo dentro del edificio.

—¿Uhm? —vocifera él ante el llamado, no prestando mucha atención.

—Me alegra que ya no parezcas gasparín.

Entonces la juguetona risa de Mira resuena por el lugar, mientras se echa a correr hacia la cocina. Bakugou sólo atina a fruncir su ceño, pero él está sonriendo.

—¡Tú...!

¿qué opinan respecto a kiri o suki?

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