Capítulo 39: Los Colbourn.

582K 38.7K 140K
                                    

(Maratón 2/3)

Agnes

El color arena de la pared estaba mareándome.

Debía comenzar a cotizar planes de diseño de interiores; aquella casa necesitaba con urgencia una redecoración.

Necesitaba encontrar otra actividad en la cual centrar mi mente, porque dispersarme sólo por treinta minutos no era suficiente.

Terminé de abotonar mi blusa y la alisé para desaparecer arrugas inexistentes, sólo por costumbre. Sus labios se presionaron sobre mi cuello y agité el hombro para retirarlo, justo en el momento en que volvía a acercarse para repetir su acción.

—Para—demandé con tono gélido.

—¿Por qué? Aún tengo otros veinte minutos libres—se acercó de nuevo por detrás, sujetándome del brazo para mantenerme el lugar e intentando colarse en la curvatura de mi cuello.

Removí mi hombro otra vez con más hastío. Se estaba comportando igual que una mosca, molesta e insistente.

—Vamos, vuelve conmigo a la cama.

—No.

—Ag...

Me deshice de su agarre, me acomodé el cabello sobre el hombro para cubrirlo y me giré para fulminarlo.

Brad solía perder los papeles. Era joven, sí, pero también inmaduro e idiota y la mayor parte del tiempo esos defectos opacaban su habilidad en el sexo.

—Dije que pares. Si lo intentas otra vez, dejaré de llamarte.

Esbozó una sonrisa arrogante, su fornido cuerpo al descubierto y el cabello claro pegado a su frente por el sudor. Siempre lucía más joven de lo que ya era después del sexo.

—Pero nadie te entrena como lo hago yo. 

Resoplé y reí mordaz, mi risa alargándose cuánto más tiempo analizaba sus palabras.

—Brad, ¿por qué crees que me acuesto contigo?

Sus ojos se iluminaron con petulancia, y sus labios se estiraron por el supuesto halago.

—Porque soy muy atractivo, y te gusto.

Asentí burlesca.

—Claro. También porque fuiste quien se ofreció para follar, pero no eres más que eso—me encogí de hombros.— Eres sólo otro pene desechable, así que no deberías salir de tu rol. Yo no tengo nada qué perder si terminamos, hay miles como tú que tienen lo mismo y hacen lo mismo, incluso mejor—arrugó el ceño, ofendido, pero me dio igual.

Había tenido días de mierda desde el desastre de Año Nuevo, y él no iba a darme más motivos para convertirlos en algo peor.

—En cambio, si terminamos, tú pierdes tu paga, tu auto, tus membrecías en el club y todos los lujos que te doy para que puedas cogerte a zorras de tu edad.

Su cara se desfiguró por la crudeza de mis palabras, pero tampoco me importó. Ya mantenía demasiado las apariencias y actuaba acorde a un sinfín de pretensiones para hacerlo aquí también en mi habitación, con mi gigoló.

—No sé de dónde sacas eso, yo jamás he estado con nadie además de ti—se defendió de forma patética.

—¿Crees que soy idiota?—lo miré directo a la cara, retándolo a responderme.— No me importa si me engañas o si eres el hombre más fiel de la tierra, tampoco me importa si eres capaz de actuar con la cabeza, porque lo que quiero de ti me lo da tu otra cabeza, y esa no necesita esforzarse mucho para complacerme. Así que, cariño, no insistas más y compórtate.

Irresistible Error. [+18] ✔(PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora