Capítulo 15: Provocaciones.

1M 51.4K 234K
                                    

Leah

Me froté los brazos buscando generar un poco de calor.

Mentalmente me reprendí el haber salido de su departamento sin pedirle alguna chaqueta o algo con lo que pudiera cubrirme; los cómodos días de septiembre estaban cediéndole el lugar a vientos más fríos de octubre.

Sin embargo, una parte de mí, la parte sensata, lo agradeció. Ya era demasiado malo que me hubiese quedado en su departamento como para ahora tener algo suyo, para tener otra razón más por la que estar agradecida.

Una vez puse mi trasero en el acolchado asiento del Uber, lo primero que hice fue llamar a Erik, quien atendió al segundo toque.

—¿Leah? ¿Qué pasa?—respondió desde el otro lado de la línea.

—Hola a ti también—mencioné con sorna. Era raro que lo llamara por teléfono estando ambos en la ciudad—. Necesito que me hagas un favor.

—¿Cuál?—preguntó con curiosidad—¿Estás bien? ¿Quieres que vaya por ti a algún lugar?

—No, necesito que me cubras—pedí mordiéndome una uña, antes de retirarla; era un hábito contra el que había luchado mucho como para volver a caer ahora—. Necesito que le digas a nuestros padres que dormí en tu departamento.

¿Qué?—su voz era una perfecta mezcla de sorpresa y perplejidad—.¿Qué hiciste ahora?

—Nada—me apresuré a decir, sintiéndome ridículamente expuesta, aunque sabía que él no tenía ni idea—. Te lo explicaré después, pero por ahora, ¿podrías cubrirme?

Escuché a mi hermano suspirar.

—Bien, pero quiero saber si estás bien.

—Sí, sí—me mordí el interior de la mejilla—. Estoy bien.

Pero por poco.

—De acuerdo. Te veré después para que me pongas al tanto, ¿si?

—Sí—mentí.

En cuanto corté, recargué la cabeza con pesadez sobre el asiento y cerré los ojos para tratar de ralentizar mi agitada mente, para darle un poco de sentido a todas las imágenes inconexas de la noche anterior.

Y las extrañas sensaciones que brotaban en mi interior igual que enredaderas.

¿Qué había pasado anoche, exactamente?

La preocupación y frustración no tardaron en tomar el liderazgo en mi mente, porque me resultaba exasperante no poder reconstruir todo lo que había sucedido después de que aquél imbécil me había drogado.

Lo peor era que en mi letargo, mi cerebro había asumido que era Alexander quien estaba sobre mí y no supe si era realmente eso lo que me mantenía en vilo; el no sentirme amenazada ante la perspectiva de que hubiese sido él.

Mi corazón dio un salto ante la falta de información y el inminente abismo que había en mi memoria. Podría haberle dicho cualquier estupidez en mi estado de inconsciencia; podría haberle confesado cualquier cosa que debería permanecer guardada justo donde estaba: muy al final de todos mis pensamientos.

Sin embargo, era posible que nada de eso hubiese ocurrido, porque conociéndolo, no iba a tocarse el corazón para restregármelo en la cara a la primera oportunidad.

Jugué con mi celular entre los dedos nerviosamente.

No había respondido ningún mensaje desde que había despertado en la cama de Alex y, aunque mi celular comenzó a vibrar sin parar por las insistentes llamadas de mamá, no tenía el menor interés en contestar los mensajes preocupados de Edith o Jordan.

Irresistible Error. [+18] ✔(PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO)Where stories live. Discover now