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Que mejor que comenzar el fin de semana con una buena caminata, ese era un mantra que está recitando desde que había salido de mi pequeño apartamento hasta llegar a la entrada del Hyden Park, para poder creérmelo, yo, Amelia Elizabeth Bennett era la persona menos atlética existente en el planeta tierra desde que este se creó, entonces ustedes se preguntaran ¿para que corres?, una respuesta muy simple, desde que me dieron la agradable noticia (nótese mi bello sarcasmo) de que sería la asistente del Duque de Sussex, mi ansiedad había aumentado en un 30%, mi horas de sueño se habían reducido aún más, y mi humor había empeorado considerablemente, y considerando que solo habían pasado tres dias de la noticia, y saber que el inicio de mi próxima semana ya sería en mi nuevo puesto, debía mantener mi mente y cuerpo ocupado y cansado si no quería en primer lugar abarrotarme de comida debido a mi ansiedad y en segundo lugar  debido al agotamiento del ejercicio quizás podría sumarle algunas horas de sueño a mi reloj biológico, ya fuera de noche o con alguna siesta a mitad de tarde; eso ya luego lo resolveríamos.

Y así fue como el día viernes después de salir del trabajo me fui a la primera tienda deportiva que conseguí por internet, compré algunas mallas y tops de ejercicio, unas nuevas botas de deporte y un abrigo térmico para la temporada, el invierno ya comenzaba a ser su aparición y no quería enfermarme por muy tentador que sonara pasar en cama de reposo y lejos del palacio al menos unos cinco días; tenía que dejar de lado esa idea y reservarla para algún momento importante.

Mire mi reloj de muñeca, acomode mis audífonos sobre mis oídos y le di play al reproductor de música en aleatorio y comencé con un trote suave por aquel sendero, el cual con el paso de los minutos comencé a aumentar, me había distraído con la música, de vez en cuando en cada respiración soltaba de mis labios una que otra frase de la canción del momento. Sentí el sonido del temporizador, el cual me indicaba que ya habían concluido los cuarenta y cinco minutos que me había propuesto trotar aquel día, me tenía gratamente sorprendida pues no creí que aquello lo hubiese podido lograr, pero allí estaba yo, en medio del pasto, roja como un tomate, con mi cabello algo desordenado y tratado de recuperar el aliento, parecía una loca, pero yo me sentía victoriosa y poderosa; me reí un poco al analizar todo lo que estaba pasando por mi mente en aquellos momentos, ahora si ya me estaba comportando como una loca. Sacudí mi cabeza para borrar aquellos pensamientos y volverme a concentrar en lo que estaba, comencé a hacer alguno estiramientos, mientras recuperaba el aire cuando algo llamó mi atención, un par de botas deportivas masculinas había entrado en mi campo de visión mientras estaba en una de esas tantas posiciones extrañas en la que tu pecho pega con tus rodillas y llevas tus manos a los tobillos casi abrazándolos; giré un poco mi rostro y subí la mirada... esto debía ser una broma.

-Su alteza...-dije con un pequeño hilo de voz mientras erguía mi cuerpo y me colocaba completamente derecha.

-Debo de estar soñando...- comenzó a reír mientras se cruzaba de brazos- es la primera vez que me llamas de esa forma luego de regresar a mi puesto de miembro real.

-Siempre existe la primera vez para todo, además por alguna razón usted siempre consigue que me olvide de mi protocolo, sus acciones me toman por sorpresa -me cruce de brazos en un acto de defensa, mientras mantenía mi rostro serio.

-Así que la hago olvidarse de su protocolo... mientras más hablamos, más cosas interesantes descubro -dió una pequeña sonrisa mientras daba un paso hacia mi, esperen un segundo ese tono que está usando ahora; ¿acaso está coqueteando?, esa mirada, ese brillo en los ojos, esa pequeña chispa era la que yo recordaba del príncipe Harry del 2014 o 2015

-Claro, como no voy a olvidarlo si siempre que usted aparece, es solo para sacar su lado sarcástico y poco amable, creo que no debo recordarle cómo ha actuado usted en nuestros dos encuentros...pero pensaba tener esta conversación con usted el lunes en su despacho y no un sábado a las... -mire por un segundo mi reloj mientras daba un paso hacia atrás- ocho y veintidós minutos de la mañana a mitad de Hyden Park

The Assistant -Prince Harry Of Wales-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora