Bueno, lunes, 7:00 am. Debía volver al colegio luego de más de un mes de no asistir. Me sorprendía que no me hayan expulsado.
Mamá me acompañó hasta la entrada y me abrazó.
- Mucha suerte, cariño. Llámame ante lo que sea.
Sophie y Kellin estaban esperándome en la puerta para entrar por fin. Suspiré y comenzamos a caminar por los pasillos.
Sentía que todos me miraban y murmuraban cosas que yo no llegaba a comprender. No estaba acostumbrada a que los demás siquiera me notaran ahí, siempre me mantuve alejada de los grandes grupos.
Intentando no darles mucha atención, mis amigos y yo entramos al salón de música. Aún faltaban unos minutos para que las clases comenzaran, pero el profesor nos dejaba estar allí porque pasábamos el rato ensayando y tocando los instrumentos.
Esa mañana sólo estábamos sentados conversando, cuando una chica cuyo nombre no sabía, pero conocía de los pasillos, entra al salón acompañada de un chico y otra muchacha.
- Así que tú eres la bastarda abandonada de Gerard Way, ¿No? - dijo riendo cínica.
- ¿Disculpa? - contesté.
- No quieras aprovecharte de esta popularidad sólo porque descubriste que tu papi sabe tocar un par de canciones. Sabes que él jamás te quiso, si no, ¿Crees realmente que alguna vez te hubieras enterado de su abandono?
- Cierra la boca - dijo Kellin.
-¿Y tú quién eres, payaso? Estoy hablando con la bastarda, no contigo.
- Para ser bastarda debería ser una hija no reconocida. Además ¿Quién usa la palabra bastardo hoy en día? - intervino Sophie.
- Nunca te quiso, niña. No dejes que el ego se te suba a la cabeza, porque tendremos que bajártelo por las malas.
- ¿De qué hablas? Si no he dicho una palabra sobre ello. - argumenté.
- Tú no, pero tu papito querido ha posteado en Instagram una foto tuya y todos sabemos lo mucho que te gusta llamar la atención.
Dicho eso me mostró su teléfono. Había una foto del Instagram de Gerard que nos había tomado Ray la otra noche conmigo estando desprevenida.
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- Eres una perra bastarda, nadie te quiere.
- ¿Por qué no te callas la puta boca mal pintada? - intervino Kellin.
- Es tan tierno que tu novio te defienda. Pero hazlo callar porque va a pasarla mal, zorra inválida. - se burló.
Yo me puse de pie. Inválida tenía la paciencia para lidiar con esta malparida.
- Mira, ni siquiera sé quién eres ni qué quieres, pero voy a decirte algo. Lamento mucho que necesites agredir a los demás para sentirte mejor contigo misma, pero detrás de esa foto y el repentino encuentro con mi padre hay una historia que no tengo tiempo ni ganas de explicarte. Por lo que sería mejor que verifiques los hechos antes de insultar a alguien por su proveniencia, porque a diferencia de ti, mi padre se esforzó por buscarme. Que a ti no te quieran no significa que a todos nos pase lo mismo.
