Desperté. Otro día en este lugar. Ya me cansaba la rutina de vivir tomando calmantes, chequeos diarios, radiografías y médicos y enfermeros yendo y viniendo de un lado al otro. Pero hoy comenzaba mi rehabilitación, por lo que no pude dormir en toda la noche.
Mi madre me había traído una bandeja con el desayuno: café, leche caliente y una tostada.
- Mientras fui por tu desayuno, tu médico me dijo que comienzas la rehabilitación a las 10:00. Gerard está en camino. Debo ir por unos papeles, pero vendré a tiempo para las diez. Te quiero - dijo besando mi frente y saliendo. Mi teléfono vibró.
Gee Esperando a que me autoricen para subir a verte:
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Se me escapó una sonrisa. No contesté su mensaje, pero abrí su foto de perfil:
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Mi padre de treinta años se tomaba mejores selfies que yo.
Finalmente dejaron que Gerard subiera a verme, y entró con un estuche de guitarra.
- Buenos días, pequeña. - dijo cerrando la puerta.
- Hola, Gerard... ¿Qué traes ahí?
- Pensé que te aburrirías aquí todo el día, entonces te traje mi guitarra para que te entretengas un poco. Pensé en traerte libros, pero no sé si te gusta leer, y tampoco sé qué películas te gustan, por lo que preferí no arriesgarme.
- Muchas gracias, de verdad. Y sí, me gusta leer..... Gerard... ¿Puedo preguntarte algo?
- Seguro - dijo descolgando la guitarra de su espalda.
- ¿Qué le dijiste a tu familia? Me da curiosidad saber cómo reaccionarían al verme... Digo... No me conocen, ni yo a ellos.
- Quieren conocerte. Mikey está emocionado, al igual que mis padres. Saben todo lo que luché por encontrarte y están felices de que te haya conocido por fin. ¿Tú cómo estás respecto a eso?
- No lo sé. Estoy ansiosa. Y bastante nerviosa. ¿Y si no les gusto? ¿Si no les caigo bien?
- Vanya, tranquilízate. Quieren conocerte, además, ¿Por qué ibas a caerles mal? Deja de decir tonterías, eres una niña increíblemente dulce. Por cierto, en dos horas comienza tu rehabilitación. ¿Estás lista?
