Si bien por una parte esas palabras la alentaban, por otro lado la tenían confundida y temerosa. No queriendo ceder ni dejarse engatusar.

- Esta discusión ya la hemos tenido.- se desprendió de él, enderezándose con las manos en la cabeza-. Nosotros nos caemos mal, yo soy...

- Tú eres mi princesa.- expresó sin tapujos ni remordimientos, provocando que toda ella quedara paralizada y con los ojos bien abiertos, al mismo tiempo que él se incorporaba y acercaba con una mirada suplicante-. Quizás al principio fueras una gremlin insoportable para mí, pero ahora...- extendió las manos hacia su rostro, acariciando sus pómulos con los pulgares-. Ahora ya no es así, yo... Por más que quisiera, no podría no soportarte.

Al escuchar aquello, las lágrimas que ella había conseguido controlar volvieron a pugnar por emerger. Sumergiéndose en las esmeraldas de su compañero.

- N-no es cierto.- musitó con voz quebradiza-. Sólo dices eso porque estás bebido.

Adrien negó en silencio, atrayéndola a su cuerpo con firmeza y determinación.

- Los bebés y los borrachos no mienten, ¿recuerdas...?- sonrió ansioso, apoyando su frente en la de ella-. Y sino, ponme a prueba; pregúntame lo que sea y te... Responderé.

- Adrien, no voy a hacer eso...

- Bueno, en ese caso, yo seré quién hable...

- ¿Có-cómo?

Él se distanció, dando tumbos frente a ella.

- Cuando nos conocimos, te enfadaste porque, según tú, tiré de tu falda, pero la verdad es que la llevabas levantada y te la bajé para que dejaras de enseñar las bragas.- alegó con una sonrisa bribona-. Por cierto, aún recuerdo el estampado de mariquitas...

Marinette se mostró estupefacta, sin decir nada al escuchar a su compañero.

- A ver, qué más... ¡Oh, ya sé! El día que te pusiste a lavar las cortinas, tú te subiste a la escalera y al cabo de un rato yo me fui al baño...- se relamió-. Ese día fue la primera vez que me masturbé pensando en ti, y... Lamento haber tenido que tirar tu sujetador después de dejarlo pringoso de semen...

Los ojos de la fémina se agrandaron denotando enfado e incredulidad.

- ¡¿Qué diantres?! ¡¿Fuiste tú quien hizo desparecer mi sujetador?!- se exaltó escandalizada-. ¡¿Cómo se te ocurrió hacer algo así?! ¡Eso es...!

- La otra mañana, cuando Nino me llamó...- continuó hablando sin dar coba a las protestas de la joven-. Me dijo algo que me dejó raro, y... Tuve pánico.- se jactó sin gracia, captando la atención de su anfitriona-. Es decir, ¡soy yo! ¡Un pervertido alérgico a las relaciones de pareja y todo lo pasteloso que es eso!- apretó los dientes, mirando de repente a la chica con frustración e impotencia-. Pero luego apareces tú y... Me haces dudar...

Los latidos de Marinette se aceleraron y el aire abandonó entrecortado sus pulmones.

- ¿A-adónde quieres ir a parar con todo esto?- se atrevió a preguntar-. ¿Qué pretendes decirme?

Él se aproximó con una expresión circunspecta, plantándose delante suyo y rozando con el dorso de la mano uno de sus pómulos.

- Marinette...- la susodicha se estremeció al oír su voz sonar tan profunda e impositiva, aguardando con su respiración tornándose más agitada-. Tú me...- tragó grueso, inclinándose paulatinamente sobre sus labios-. Yo...- se detuvo de sopetón con sus facciones desencajándose bruscamente-. Tengo que ir al baño.

- ¿Cómo?

Ella permaneció estática y con el corazón en vilo, sorprendiéndose al ver a su compañero separarse de golpe para ir corriendo al aseo y posteriormente escuchar sus arcadas haciendo eco por todo el apartamento.

🔞.Aᴅʀɪɴᴇᴛᴛᴇ.      •ᙓᥒᥴᥱɾɾᥲᑯᥲ ᥴoᥒ ຕɩ ᥱᥒᥱຕɩɠo•Where stories live. Discover now