• Al final ● YOONMIN •💋

6. Estribillo

Luego de unas horas, ya tarde, JiMin toca la puerta del departamento.

-Abre, por favooooooor...-.

-¿Quién es?-. Responde Jungkook abriendo.

Y valla sorpresa, ese atractivo chico de la cafetería al que no había visto hace un tiempo, estaba justo en su puerta.

-¿JiMin? ¿Si, verdad?-. El mencionado tenía lagrimas deslizandose por sus mejillas además de un ligero aroma a alcohol. -Pero... ¿que haces aquí? ¿C-como lleg...?-.

-Cometí un error, no quiero dejar de verte...-. Se abalanza a el. Si, estaba ebrio, no había notado que el no era Yoongi.

-Yo entiendo pero...-. Jungkook sonreía extrañado deteniendolo lo de los brazos. -¿Me seguiste acaso?-.

-Debí venir antes-, lloraba jadeante, -no quería dejarlo así-.

-¿Pero porque has bebid...?-.

Este último fue interrumpido por los labios de JiMin. El mayor quedó en shook, pero no dudó en corresponder...

-¿Quién tocaba, Jungkook?-. Dice Yoongi bajando las escaleras para después percatarse de la escena. Sintió como su corazón le pesaba horriblemente en el pecho. -¡¡¡JiMin!!!-. Gritó haciendo a ambos reaccionar.

Al momento de separarse, JiMin cayó de mareo al sofá. -¿Y-Yoongi?-.

-¿A caso se conocen?-. Preguntó Jungkook muy confundido.

Con un par de lágrimas queriendo salir, Yoongi se acerca y levanta a JiMin del brazo. -¿Pero que demonios es esto?-.

-Y-yo... Espera...-. Pronunciaba el menor confundido y con dificultad, apenas reaccionando.

-¿Te estas vengando de mi? ¡¿Por qué?!-.

-¿Que esta pasando?-. Seguía Jungkook.

-El es... Era mi novio-.

-¡¿Qué?!-. Exclamó Jungkook muy sorprendido.

-¿E-era? Yoongi, p-por favor espera... No quise...-.

-Vete... ¡Vete!-.

JiMin entre lágrimas solo sale corriendo.

-Yoongi...-. Dice Jungkook tratando de poner su mano sobre su hombro pero Yoongi lo evita.

-No quiero hablar ahora Kook-.

-Es que no es lo que parec...-.

-Que no Jungkook-. Corre hasta su habitación.

-Yoongi, debes escucharme-. Va tras el.

...

🛣🚗🌧

Lejos, ya lejos, JiMin conducía lejos. Pareciera que su único pensamiento era huir.

No comprendía bien lo que había sucedido.

La cabeza le dolía, se sentía mareado y las lágrimas no paraban de brotar. Sentía como su pecho ardía.

La lluvia llenando el para brisas solo lo hacía sentir peor.

El desespero se apodero de el. Apretaba el volante con los puños y aceleraba cada vez más.

En un momento terrible, un momento desafortunado, el sólo pasaba una estrecha curva. Al dar la vuelta un camión venía de frente a toda velocidad.
Ninguno se percató del otro.