14. Detectives III

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Foto de Roxana (para los que vieron Riverdale, sí, es la de ahí).

Los detectives se acercaron al lugar, y vislumbraron algunos policías que vigilaban el perímetro y entrevistaban a personas que parecían pertenecer al bar

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Los detectives se acercaron al lugar, y vislumbraron algunos policías que vigilaban el perímetro y entrevistaban a personas que parecían pertenecer al bar. Sin embargo, una figura familiar se alzaba entre las demás; una imponente mujer de gran envergadura que se encontraba en aquel callejón; los casi dos metros que la sostenían la hacían sobresalir entre la multitud, una cualidad que le otorgaba cierto aire de superioridad, y que la bloqueaba de ser el blanco fácil de cualquier persona.

Su actitud, autoritaria y demandante, la rodeaba de un aura amenazante que a pocos les gustaría fastidiar. Ni siquiera su musculatura —exagerada para provenir de una mujer— era tan truculenta como el tono que manejaba para recitar órdenes; si había alguien que le hacía competencia al Asesino Infernal en provocar miedo, esa era ella.

La jefa de policía Jennifer se encontraba en el lugar; unas prominentes líneas se dibujaban en su cuello, y el detective Brown no se sorprendió al ver que representaban las indiscutibles venas que parecían salirse de su órbita cada vez que la oficial perdía los estribos —que, por lo general, era muy a menudo—. Incluso cuando la penumbra se escabullía por las calles, y la oscura piel de la magnate Jennifer a penas se podía distinguir, aquellas indiscutibles líneas eran difícilmente ignoradas por las personas alrededor; el fulgor del poste de luz que iluminaba aquel callejón las acentuaban.

Las malas lenguas decían que la jefa de policía nunca tuvo un padre. Pero su madre, que ocupó el lugar de ambos progenitores, fue un ejemplo a seguir en toda su vida; le había enseñado a ser una mujer fuerte, sin miedo a los golpes que la vida pudiese traer consigo, y sobre todo, con un profundo sentido de la justicia. 

Jennifer había trabajado arduamente para conseguir el lugar que había obtenido. Su estatura siempre fue una ventaja a su favor, además de los esteroides que usaba para entrenar y la insondable motivación por querer ser la mejor en todo lo que hacía. Ninguna persona querría meterse con ella. 

Con esfuerzo y dedicación, ser la oficial de policía de la ciudad de Zaphara era algo con lo que siempre había soñado. Algo con lo que hizo sentir orgullosa a su madre, que era lo único que le importaba.

—¡¿A dónde se fueron?! —vociferó Jennifer a una joven pelirroja que se encontraba en la puerta cerca del bar.

—Le juro que no lo s...

—¡¿Crees que soy estúpida?! —gritó de nuevo—. ¡Sé que me mientes, y si no me dices ya mismo a dónde se fueron, te retendré en la comisaria y llamaré a tus padres!

La pelirroja estaba al borde de estallar en lágrimas, encapsulada en el temor que le provocaba la policía. El detective Brown se había acercado lo suficiente a la escena, y veía con naturalidad cómo la agente se encargaba de interrogarla.

—Jennifer —interfirió Brown, llamando su atención.

La susodicha reconoció la voz y se giró hacia el detective. Sus hombros se relajaron notablemente y su imponente actitud cesó.

Coronavirus Zombie (completa)Where stories live. Discover now