4. Posesión

1.2K 245 278
                                    

Ver el cadáver de aquel hombre había desencadenado recuerdos que por alguna razón había sepultado en lo profundo de mi mente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ver el cadáver de aquel hombre había desencadenado recuerdos que por alguna razón había sepultado en lo profundo de mi mente. Parecido al efecto que tiene una antigua foto al hacerte evocar momentos que pensaste haber olvidado, mas esto se sentía mucho más real, y al mismo tiempo no. Lo recreaba con una nitidez incomprensible, pero de la misma forma parecía un sueño porque no podía creer la atrocidad que había cometido.

Había sido esa misma mañana, horas antes, un mes después de mi aparente desmayo.

Mis párpados se abrieron, dándole lugar a mis pupilas para que asimilaran el entorno. Estaba acostado en las baldosas de la cocina, a pocos centímetros de mi celular. Me levanté despacio, cuidando de no caer otra vez.

Parecía que estuviera despertando del sueño más largo de mi vida, y así había sido, solo que yo lo ignoraba. El hambre que sentía en ese momento me recordó a todas las penurias que tuve que vivir en mi adolescencia. Mis tripas rugían. Pero el dolor de cabeza, fiebre y mis problemas respiratorios habían desaparecido por completo.

¿Ya estoy curado?, pensé.

El rugido de mi estómago me hizo recordar de nuevo la intensa hambruna que experimentaba. Así que fui al refrigerador de inmediato. Cuando abrí la puerta, noté que mi mano estaba pálida, y no solo eso, su tamaño parecía haberse reducido.

¿Tanto me afectó este virus? 

El espantoso olor de la nevera me distrajo. Los alimentos precocinados que había almacenado, puesto que no tenía alientos de cocinar, se habían dañado. No lo podía creer. ¿En tan poco tiempo? Hasta donde tenía entendido, expiraban en dos semanas.

Quizá no eran productos de la mejor calidad. Nunca me había pasado, pero siempre cabía la posibilidad. Tendría que llamar a la compañía para quejarme después, pero en ese momento no tenía tiempo.

Decidí llamar a mi pizzería favorita y ordené la pizza hawaiana más grande de todas. Habría optado por algo más saludable, pero tenía mucha hambre y por lo general las pizzerías eran rápidas. 

Después, entré a mi habitación y tiré el celular a la cama. Elegí algo de ropa y fui directo a darme una buena ducha antes de que llegara el repartidor.

Los minutos pasaron y ya estaba listo cuando escuché el timbre de mi mansión sonar. Mi cerebro enviaba desesperadas señales hacia mi estómago, obligándolo a rugir como si no hubiera un mañana.  

Abrí la puerta e invité al repartidor adentro mientras iba por el efectivo; era un chico joven, rondando los veinte años. Lucía una gorra roja y un uniforme blanco con el logo de su empresa. 

De la nada, inquietantes imágenes se proyectaron en mi cerebro al tiempo que instalaba mis ojos en él; aquel hombre despertó una extraña sensación en mí, como si quisiera... ¿comerlo?

Pensamientos caníbales incontrolables se fueron plasmando en mi cabeza de manera aleatoria; quería embestirlo y engullir su cerebro. Era extraño y completamente fuera de lugar, pero mientras estaba en su presencia, podía percibir el olor a carne fresca que desprendía de su cuerpo, y aquello hacia que mis deseos por matarlo se intensificaran.

Coronavirus Zombie (completa)Where stories live. Discover now