12. Detectives II

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Foto del detective Joe Williams (algo así me lo imagino).

—Parecía muy convincente —comentó el detective Williams mientras se alejaban de la mansión Miller

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—Parecía muy convincente —comentó el detective Williams mientras se alejaban de la mansión Miller.

Era la segunda vez que visitaban aquella residencia.

—No me digas que le creíste a ese sujeto, Joe —soltó el oficial Brown mientras se subían al auto.

—Honestamente, no sé qué pensar... —expresó Williams al tiempo que entraba al auto y cerraba la puerta—. Pero parecía creer firmemente en lo que decía. Si era actuación, definitivamente lo hizo muy bien.

—Se notaba a leguas que mentía —aseveró Brown—. Puede que no haya demostrado temor, pero esa es una característica innata de aquellos mequetrefes. —Prendió el motor del auto pero antes instaló su mirada en la de su compañero—. Las personas como él tienen experiencia mintiendo, Joe. Por eso son tan buenos reprimiendo sus emociones, porque solo tienen una oportunidad para hacerlo, y si lo hacen mal, los atrapan.

—Supongo que tienes razón —aceptó Joe—. Además, ese sonido que escuchamos a nuestras espaldas... —Recordó el momento en el que percibieron aquel chirrido que parecía el producido por una puerta al cerrarse—. De solo pensarlo me dan escalofríos de que aún lo pudiera tener secuestrado en su propia casa.

—Sí —expresó Brown—. Eso de que era su novio fue una excusa muy rebuscada. Aunque me sorprendió la rapidez con la que pudo mentirnos. Se nota que es un experto haciéndolo.

Joe se quedó observando la mansión que reposaba delante de ambos mientras Michael encendía el estridente motor para salir de su perímetro.

—¿Entonces ese era tu plan? —preguntó Joe—. ¿Hacerlo pensar que habíamos encontrado la motocicleta de Joseph con las huellas de George y obtener su reacción?

—Sí, y me entregó justo la reacción que necesitaba para confirmar mis sospechas —respondió Brown mientras conducía el auto fuera de la mansión del señor Miller y veía como otro carro se adentraba a toda velocidad hacia su ubicación—. ¿Quién es ese?

El detective Williams también entrevió una gran camioneta plateada que se aproximaba a suma velocidad hasta la mansión Miller.

—Dijo que vivía solo, ¿no? —comentó Joe—. Y si su novio estaba en la casa... ¿Quién es el que viene ahí?

—Toma el número de su placa, lo investigaremos —ordenó Brown—. Estoy seguro de que aún tiene a Joseph secuestrado. Ese ruido que escuchamos detrás de nosotros tuvo que ser él.

El detective Williams sacó una diminuta libreta que guardaba en los bolsillos internos de su chaqueta añil oscura y empezó a escribir con gran presteza los números de la placa que colgaban en la parte trasera de aquel misterioso vehículo. Acto siguiente, le entregó sus garabatos a Brown y este a su vez tomó una fotografía para enviársela a alguien.

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