Epílogo

2K 192 122
                                    

San Pablo, Brasil

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

San Pablo, Brasil

Autódromo José Carlos Pace, San Pablo


Luka y Ernesto estaban reunidos en un rincón del pit junto con Mercurio, el padre del piloto, se encontraban a media hora de la carrera y terminando de arreglar un par de cosas que estaban en dudas, hasta que el italiano tiró la noticia sin vueltas.

―Antes del final de la temporada, me caso con Fiorella.

Los ojos de Ernesto se clavaron como dos canicas oscuras en los ojos azules de Luka.

―¿Qué has dicho?

―Me caso con tu hija, antes de viajar a Abu Dabi.

―¿No crees que sería mejor organizar con tranquilidad la boda después de esta temporada? ―preguntó el presidente de la escudería―, tendrán tres meses para planear todo y sin apuros.

―Con Fiorella ya lo tenemos bastante bien organizado.

―Aunque ella y yo tengamos ciudadanía italiana, debe casarse en su país de origen y los papeles tardan mucho ―admitió Ernesto.

―Por lo que tengo entendido, ella estuvo averiguando sobre ese tema. Y yo lo haré un par de días después de esta carrera. No necesitamos hacer una gran fiesta, lo legal y simbólico lo podemos hacer en Buenos Aires, y una reunión un poco más grande la podemos hacer en Milán, es decir el festejo.

―Pero debes tener un registro aquí también ―notificó el jefe de ingeniería.

―Sí, lo sabemos. Por lo pronto, saben que nos casamos y lo haremos en Argentina, y luego veremos de casarnos en Milán. Después terminaré la temporada de carreras.

―¿Y todo así de rápido lo harás? ―cuestionó su padre mirándolo con atención.

―Sí, ¿acaso tú no hiciste casi lo mismo? ―interrogó observándolo.

―Bueno, no fue tan así ―rió.

―¿De qué está hablando? ―quiso saber Ernesto.

―Mi padre se casó con Gianna, mi madre, en medio de unas carreras. Un viernes de clasificación, se casó con ella por civil durante el día, y el sábado al mediodía se casó por iglesia, a la noche estaba con la última clasificación, y el domingo en la carrera ―sonrió con certeza.

―En eso tiene razón Luka. Eso mismo hice y luego todo volvió a la normalidad. La luna de miel la tuvimos quince días después.

―Entonces no me extrañaría nada ya ―contestó entre risas el jefe ingeniero de carreras.

Fiorella había llegado unos minutos antes de comenzar la carrera, llevaba en una mano una bolsa de compras de una librería del centro de la ciudad y otra bolsa de compras de una tienda de ropa.

Noches de Tormenta ©Where stories live. Discover now