Capítulo 4

1.3K 177 6
                                    

Autódromo de Casablanca, Marruecos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Autódromo de Casablanca, Marruecos


La carrera no había comenzado aún y el público de a poco se iba acomodando en las plateas y zonas vips. La muchacha sabía muy bien qué coche iría a conducir el italiano por lo que habiéndose puesto el mono de la escudería y el casco, trató de que nadie se percatara de ella allí dentro y se encaminó hacia el auto. Cuando creyó que nadie la estaba observando, se metió en el habitáculo y cerró los ojos cuando lo puso en marcha, los abrió apenas escuchó el rugir del motor. Salió despacio del pit y aceleró con todo cuando tuvo la pista despejada.

―¿¡Quién puso el auto en marcha!? ―formuló con ira el padre de la joven a los demás.

Nadie le respondió porque no lo sabían.

El corredor profesional se acercó al ingeniero cuando lo escuchó gritar.

―¿¡Qué sucede!? ―inquirió gritando cuando escuchó su auto salir del área de reserva―, ¡¿quién está conduciendo el coche?! ―arremetió contra el ingeniero.

Al ver a Luka caminar hacia él se levantó de la silla y salió fuera del pit de la escudería. Le atravesó el pánico por el cuerpo al pensar que posiblemente era su hija.

―¡¿Dónde está Fiorella?! ―gritó desesperado.

―Nadie la ha visto señor Tassone ―le respondió uno de sus empleados.

―¿Por qué tanto escándalo por tu hija? Habrá salido o ido a alguna parte ―contestó sin darle demasiada importancia a la cuestión de la muchacha y tratando de calmar a su ingeniero jefe―. Quiero saber del coche, en pocos minutos comienza la carrera, ¡¿cómo es posible que alguien haya tomado el monoplaza?! ―le dijo el hombre enojado con el argentino.

―Hace diez minutos atrás estaba aquí, ahora no la veo por ninguna parte ―se desesperó el hombre―. Ese auto no tendría que haber salido del pit, sin embargo lo hizo ―escupió furioso.

―¿¡Quién lo está conduciendo Tassone!? ―le preguntó con cólera sin dejar de mirarlo a los ojos.

―Tú debías estar en ese coche ―respondió molesto sin escuchar la pregunta.

El italiano no lo comprendió y frunció el ceño cuando lo observó con atención a los ojos.

Cuando la joven apenas saltó del auto costándole horrores, cayó entre el césped y el asfalto, golpeándose muy fuerte el hombro derecho. Había caído con todo el peso del cuerpo sobre el brazo y vio cómo el vehículo sin haber chocado contra algo, se prendía fuego y estallaba.

La explosión se escuchó desde el pit de ingeniería donde toda la escudería salió a ver el accidente, el público había quedado sorprendido y preocupado por el incidente que no esperaban.

La muchacha se arrodilló sujetándose el hombro afectado, apretó los dientes al sentir un dolor atroz que iba desde la tapa del hombro hasta los dedos de la mano. Se quitó con la mano izquierda el casco y se apoyó sobre él para tranquilizarse y calmar su respiración. Las punzadas de dolor no dejaban que la normalizara. Con ayuda de su miembro izquierdo y recargando todo su peso en el casco, se levantó como pudo ya que estaba aturdida. Los ojos le escocían por las lágrimas que no habían caído aún, echó la cabeza hacia atrás para obtener aire, cuando se giró para caminar, se mareó un poco pero emprendió la marcha para llegar hasta el pit. El público aplaudió y silbó para darle ánimos y ella aunque estaba agradecida por el gesto, no levantó la cabeza por vergüenza. Dentro del pit Luka arrinconó al ingeniero contra una de las paredes.

Noches de Tormenta ©Where stories live. Discover now