Un último recuerdo

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Después de tanto esfuerzo, de tantos sacrificios, eran libres.

Sabían que estando en el bosque implicaría un nuevo reto, acostumbrarse a una nueva forma de vida que nadie les aseguraba que sería fácil, pero ya habían dejado varias cosas detrás y no pensaban en rendirse después de haber pasado por tanto. 

Finalmente la noche llegó, durante el día trataron de avanzar lo más que se pudo, sin embargo no son máquinas y poco a poco el cansancio llegó a cada uno, especialmente de los más pequeños.

Bastante tenían con salir del lugar en el cual  se criaron, a esto se le sumaba la carga sentimental que cargaban todos por dejar a los demás sin saber lo que les podría suceder.

Se escondieron lo mejor que pudieron en una cueva en la cuál prendieron una pequeña fogata para calentarse y dormir tranquilos; el único sonido que había entre ellos cinco era el que transmitía el fuego de aquella pequeña fogata.

La rubia estaba dormitando al igual que el pelirrojo, ambos estaban algo ausentes entre la tensión que había entre Emma, Don y Gilda.

En cuanto pisaron aquella cueva los menores corrieron a descansar mientras los mayores trataban de vigilar para asegurarse que estaban fuera de peligro y así asegurar el descanso de los más pequeños.

En la entrada de la cueva estaba un Ray sentado mientras miraba tranquilamente y de manera nostálgica la fauna del lugar. Las miradas cómplices que se daban Don y Gilda pasaron totalmente desapercibidas por parte de la de ojos verdes quien con cuidado se acercó a su mochila para sacar algo de la mochila que cargaba, un libro.

Con cuidado se acercó a su amigo que parecía estar en otro mundo.

— Ne, Ray —El contrario tardó en responder pero giró su cabeza en dirección a la de Emma — ¿Estás triste?.

Negó con algo de cansancio y soltó un suspiro pesado.

— Es solo que... —Se levantó llamando la atención de la contraria — No importa, iré a descansar, tu deberías de hacer lo mismo.

En cuanto se dio la vuelta y avanzó unos pasos Emma no dudó dos segundos en reaccionar.

— ¡Espera! —Pudo notar como el cuerpo del de cabellos azabache se tensaba, al estar a su lado entrelazó sus dedos — Necesito hablar contigo.

La mente del contrario estaba completamente nublada mientras se comenzó a repetir una  otra vez el momento exacto en el cuál ella lo tomó de la misma manera, sintió como de sus ojos se rompían en miles de lágrimas.

— ¿Q-qué necesitas, Emma? —La chica negó y soltó su mano, quizás molestarlo no era lo correcto en ese momento.

— Feliz cumpleaños —Le tendió un papel doblado que se encontraba en perfectas condiciones — Mensaje de [Nombre].

— ¿Acaso eres una paloma mensajera? —Tomó el papel y la miró, al notar que ella no entendió su indirecta suspiró y se encaminó a uno de los árboles que estaba más lejos de aquella cueva dejando a Emma sola.

Desdobló con cariño el papel en sus manos y miró de nuevo la delicada letra que se memorizó en esos meses sin su presencia.

" A veces me gusta cerrar mis ojos y pensar en el futuro que pudimos haber tenido juntos, pero de la nada me llega el golpe de la realidad y caigo en cuenta de que este no es un cuento de hadas, que no es una historia en donde, al perecer, el amor termine ganando.

Por que esto es la vida y es lo que nos tocó vivir.

También sé que no está mal soñar, ¿Pero que puedes soñar cuando todo está roto?, solo me hubiera gustado un poco de consuelo para saber que no todo estaba perdido, cuando en realidad así fue por mucho tiempo.

Butterfly || Yakusoku no Neverland [Ray x Reader]Where stories live. Discover now