Mi Princesa 10, 11 y 12

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¡Bonjour!

¡Buena Lectura!

Capítulo 10

María.

Sabía que esa música iba a funcionar... Era de sus favoritas y la solíamos cantar en el orfanato.

Algo temeroso, Esteban iba acercándose a mí. Extendió sus manos y yo las tomé.

Ambos temblábamos y llorábamos... Maldita sea, no sabíamos que hacer.

Hasta ahora no puedo creerlo.

- María -me susurró antes de acariciar mi rostro- mi María, mi niña.

- Esteban...

Ambos tratábamos de hablar, pero simplemente era imposible. Luego de varios segundos, él consiguió decir...

- No pudo haber mejor momento para encontrarte -sonrió mientras secaba mis lágrimas.

- Te busqué por todos lados -aunque el secará mis lágrimas, no conseguía detenerlas- te juro Esteban, que no hubo día en que no añoré tu presencia y buscara tu recuerdo.

- Tú también estuviste presente, todo el tiempo estabas en mí -tomó nuevamente mi mano y la llevo hasta su pecho- mi corazón siempre fue tuyo.

Sin perder más tiempo lo abracé, me pareció una eternidad el tiempo que estuve sin tocarlo.

- Esta vez sí para siempre.

Las palabras sobraban. Ya estamos juntos y eso es lo único importante.

Para estar más cómodos regresamos a la cama, donde continuamos con nuestro abrazo.

Sentía que tenía millones de cosas que decirle, tanto que no sabía por dónde empezar, y a la vez solo quería tenerlo cerca, en silencio y disfrutando del calor de nuestro cuerpos.

Tantas cosas se cruzaban en mi cabeza, sentía que estaba rodando en las profundidades acompañada de Esteban.

- Mi amor -susurré a la par que me acurrucaba contra su cuerpo.

De la nada un cosquilleo me invadió y fue como si despertará del sueño. Me levanté de la cama y comencé a saltar y gritar... mi risa era incontrolable.

Esteban me miraba confundido, mientras que yo me lancé sobre él y sin dejar de reír lo besé.

-¡¿Es que no te das cuenta?! -mordí mis labios- estamos juntos... nos encontramos de nuevo.

- No, es que yo todavía no me lo creo -la risa también lo invadió- veinte años sin ti -se movió dejándome bajo él- todo este tiempo fue una tortura para mí. Pero no vale la pena recordarlo, ya tendremos todo el tiempo del mundo para recordar tristezas, ahora es momento de felicidad. Y no hay felicidad más grande que saber que me enamoré de ti dos veces.

En la primera solo eras una niña, en la segunda toda una mujer. ¡Y qué mujer! -dijo mientras deslizaba sus manos hasta mi cintura.

- Pues estoy totalmente de acuerdo en eso. En la primera vez le entregue mi corazón a Esteban, el niño. Ahora le entregué mi corazón y mi cuerpo a Esteban, el maravilloso hombre en el que se convirtió.

- Me cuesta entender como pude vivir todo este tiempo sin ti.

- Porqué al igual que yo... vivías con la ilusión de volver a encontrarme.

- Y lo hice, cuando ya perdí las esperanzas, cuando me di por vencido y decidí empezar de nuevo... apareciste tú.

El teléfono de Esteban sonó una vez más, dejamos pasar la llamada hasta que escuchamos el mensaje. Era la madre de Esteban y quería saber en dónde nos metimos.

Imaginarios Tekila (Victoria Ruffo y César Évora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora