Sólo quería un café 9

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¡Bonjour!

¡Buena Lectura!

Capítulo 9

María

Mientras se dirigían a la casa invadidos por una tensión de deseo, Esteban recibió una llamada inesperada que lo molestó en demasía.

Intentaron secuestrar a un familiar lejano y por más que intentó liberarse de la penosa situación, resultó imposible.

Le exigieron que se presentara para acompañar a la familia en ese momento difícil, así que Esteban dejó a María en la casa y prometió que tendrían tiempo suficiente para terminar lo que habían comenzado.

Ella por su parte, entendiendo lo ocurrido, decidió darse un baño y ponerse un cómodo camisón y se acostó en la cama dispuesta a esperar a Esteban.

Por un lado, estaba un poco molesta porque él se había marchado, pero luego cayó en la cuenta de que eso era lo mejor. Ahora tenía el suficiente tiempo para pensar en cómo tenía que comportarse... solo habían hecho el amor una vez y Esteban se había encargó de casi todo.

Ahora las cosas serían distintas, quería que ambos participaran. Hacer el amor era cosa de dos, pensó... Sumergida en sus pensamientos y sin percatarse se quedó completamente dormida.

Esteban

Cuando llegó, María ya estaba profunda, la miró por unos minutos sin poder evitar reír al contemplarla. Era tan hermosa ante sus ojos, cada vez que la miraba una sensación de felicidad lo invadía.

Cada día que pasaba confirmaba más y más que ella era la mujer ideal para sentar cabeza, tener una gran familia. Será una madre perfecta, de eso estaba seguro.

Cansado, se cambió de ropa, recostándose a su lado, abrazándola provocando que ella despertara.

- ¡Shh... Solo soy yo! –besó sus labios con suavidad- Es mejor que descanses, mañana será otro día y ambos tenemos cosas que hacer.

Ella se limitó a asentir y se volvió a dormir.

María

Al día siguiente María fue la primera en despertar, de inmediato sintió el calor de Esteban, que la estaba abrazando. Contenta y sonrojada, se negó a separarse de él.

Sin duda Esteban era tan guapo, tierno y ¡uf!... Sabía cómo volver loca a una mujer.

Formar una familia con él, sería maravilloso. Sintió un cosquilleo por todo el cuerpo al imaginarse una casa con niños corriendo por todos lados.

- Buenos días –Esteban la rodeó en un abrazo y ella sonrió - ¿Dormiste bien?

- Muy bien, entre tus brazos todo se siente bien –sonrojada y temerosa se acercó a sus labios y lo besó con auténtica pasión- Es tan raro despertar en brazos de un hombre... Esto es nuevo para mí y déjame decirte con toda la sinceridad del mundo que se siente maravilloso, no lo cambiaría por nada.

- Pues para mí es un gran honor, ser el primer hombre con quien despiertas abrazada –esta vez él la besó, pero fue un beso corto- ¡Arriba perezosa, tengo que desayunar para ir al trabajo! ¿Qué planes tienes para hoy, guapa?

- Tenía planeado invertir mi tiempo en algo productivo, como limpiar la casa y mover algunas cosas –Esteban iba a decir algo, pero de inmediato María lo interrumpió- Ya sé que me vas a decir que estoy embarazada y que no tengo que hacer esfuerzos... ¡Eso es patético!

- Tienes razón, pero no quiero te pase algo... como es mejor prevenir que curar, voy a contratar a alguien que te ayude –comentó antes de robarle un besito- alguien de confianza, claro.

- ¡Como quieras! –accedió sabiendo que quejarse no serviría de nada- voy a la cocina.

Esa mañana, María descubrió que desayunar al lado de la persona que amas, es maravilloso.

¡El jugo de naranja acompañado con unas tostadas y unos besos eran deliciosos!

Esteban

Más tarde, cuando Esteban fue a trabajar, María decidió mover varias cosas para no aburrirse, luego llamó a una amiga invitándola a almorzar. Lastimosamente ya tenía planes para el almuerzo y Esteban iba a estar muy ocupado hasta la tarde.

Luego de almorzar, se puso creativa e hizo dos pasteles, uno de zanahoria y otro de fresas con crema.

¡Con lo golosa que era, solo de pensarlo ya se le hacía agua la boca!

Cuando buscaba lo necesario para decorar ambos pasteles se topó con la sorpresa de que le faltan ingredientes, anoto lo faltaba, se puso su par de botas favorito y un abrigo ya que hacía algo de frío.

Cuando abrió la puerta para salir se encontró con una sexy sorpresa.

- ¡Esteban! –gritó abalanzándose a sus brazos antes de besarlo- ¿No que ibas a estar ocupado?

- Te mentí –respondió presionando suavemente su nariz, para luego mirarla de pies a cabeza- ¿A conde tan guapa?

- Voy a comprar algo de la tienda de la otra esquina... decidí hacer un pastel zanahoria y otro de fresas con crema... ¿Me acompañas?

- Claro, contigo hasta el fin del mundo –aceptó sonriente.

Una vez de vuelta a casa, la ayudó a guardas lo comprado, luego se pusieron manos a la obra empezando a decorar pasteles. Resultó bastante agradable y divertido cocinar con él, cuando terminaron, ambos estaban sucios de pies a cabeza.

- Creo... creo que voy a darme un baño ahora –anunció poniéndose de puntitas para besarlo.

- ¿No necesitas compañía? –preguntó con una mirada provocativa.

María se estremeció al imaginarse el agua cayendo por su cuerpo mientras las manos de Esteban recorrían suavemente su espalda.

- Em... yo... –tragó saliva y sonrió al notarse sonrojada y nerviosa.

- Vamos, mi amor –insistió- no te voy a hacer daño –dijo acercándose a ella antes de tomarla de la cintura y susurrar a su oído- No muerdo... solo si me dejas.

Continuará...    

Imaginarios Tekila (Victoria Ruffo y César Évora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora