Sólo quería un café 6

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¡Bonjour! 

 ¡Buena Lectura!

Capítulo 6

Esteban

- ¡No te pegues tanto a mí! –gritó, María mientras se apartaba de Esteban- ¡En verdad ese psicólogo, siquiatra o lo que sea, está loco! ¿En qué cabeza cabe que si dormimos abrazados todo se va a arreglar?

- Bueno, cabe en la cabeza de Rubén –susurró mientras volvía a acercarse a ella- Yo también creo que es un buen ejercicio –la pegó nuevamente a su cuerpo, esta vez aprisionándola con sus brazos- A ver si así te quedas quieta mientras duermes.

- Está bien, lo vamos a intentar –dijo resignada antes quedarse callada y dejarse llevar por la calidez y la comodidad del cuerpo masculino que la rodeaba. Su aroma la llenó completamente, haciendo que por ese instante desaparecieran su cansancio e inseguridades. Sin darse cuenta se quedó profundamente dormida.

Esa fue una de las mejores noches en la vida de Esteban.

María se quedó dormida entre sus brazos y esta vez sin empujarlo o patearlo, permaneció quieta y contenta. Aun estando dormida suspiraba y se pegaba más a él, cuando intentó levantarse por la madrugada para ir al baño ella no se quiso despegar de su cuerpo.

Le costó mucho separarse de ella sin despertarla.

Cuando regresó a la cama, Esteban se durmió profundamente y cuando despertó un olor a café y tostadas llenaba la habitación abriendo su apetito.

María

Durmió de la mejor forma posible, tanto que despertó primera, estaba tan contenta que no levantó a Esteban.

Él se veía tan tierno con el pelo despeinado y el torso desnudo, le robó un beso y sonriendo fue a la cocina a preparar el desayuno. Hizo café, zumo de naranja, tostadas y huevos, por lo que vio en la semana conviviendo con Esteban, a él le gustaban mucho esas cosas.

Arregló la mesa y mientras colocaba todo, de la nada surgió en ella la necesidad de cantar.

Esteban

Se lavó la cara, arreglándose un poco mientras decidía pasar el día con María.

Cuando se iba acercando a la cocina, escuchó su delicada voz cantando una suave melodía.

Se recostó contra el marco de la puerta y la miró de pies a cabeza, tenía un rodete alto, un camisón que no era sexy ni recatado y estaba sin maquillaje, era perfecta. Cuando se percató de que la miraban se sonrojó bajando la mirada.

- Buenos días –saludó aclarándose la garganta, con tan solo verlo se le formó un nudo en el pecho- ¿Cómo... cómo dormiste?

- ¡Muy bien, de la mejor forma posible! –respondió acercándose por detrás y abrazándola por la cintura- ¿Y tú, pasaste buena noche?

- Si, dormí bien –Esteban se negaba a soltarla poniéndola nerviosa ante la cercanía que compartían en ese momento- ¿No se te hace tarde para ir a trabajar?

- No, hoy no voy a ir –besó su cuello con delicadeza arrancándole un suspiro y un gemido ahogado para luego soltarla lentamente y la voltearla frente a él- ¿Tienes algo planeado para hoy?

- La verdad, no...

Desayunaron para luego ir juntos de compras, Esteban la quería distraer con eso, antes de llevarla junto a Rubén. Sabía que la está presionando mucho, cierto, pero no tenía mucho tiempo.

No la quería perder.

María

Sabía que se traía algo entre manos, puede que se haya portado muy bien con ella y que en verdad le haya gustado y sienta algo por él, pero no le gustaba la idea de ir a terapia de "pareja" si ni siquiera lo eran.

Él nunca se lo pidió, nunca le dijo que debían ser algo más serio, tenía miedo que haga eso solo por conservar al bebé.

Esteban

Cuando le comentó a María que iban a ir a ver a Rubén, casi le propina una cachetada, se aguantó argumentando que eran adultos y que como tal, debían resolver sus problemas solos.

No le quedó otra opción que arrodillarse en plena calle para rogárselo, María para no seguir pasando vergüenza accedió diciendo que irían juntos.

- Sabía que volverían –saludó de forma burlona- ¿Cómo les ha ido en la terapia de anoche?

- ¡Que le importa! –gritó, cuan niña caprichosa.

- Muy bien, nos fue de maravilla –contestó tomando a María de la mano, sorprendido al notar que ella no se apartaba- ¿Con que seguimos?

- Bueno, ya que vamos bien les voy a dar algo un poco más complicado. Quiero que ahora, se den muestras de cariño –agregó señalando sus manos- Como esta, me gusta que se tomen de la mano, así que el ejercicio de ahora será muestras de cariño. Un te quiero o algo dulce como: "Eres bonita"... ustedes sabrán, Ah... eso incluye besos y caricias. ¿Entienden?

- Sí –comenzaba a encantarle la idea de intentar llevar a cabo el ejercicio.

- ¡Está loco, no lo voy a hacer! –se opuso María por su parte.

Continuará...  

Imaginarios Tekila (Victoria Ruffo y César Évora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora