Capítulo 1

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30 de diciembre de 1959


Boulevard Speed, avenida Wheel.


2:00 am

Five Motors un taller de autos común y corriente, con un equipo de trabajo que se compone de once personas. Seis mecánicos: Randy Olsen, Peter Cooper, Chris Reynolds, Reginald Stones, Ryan Holmes, Samuel Stweart. Tres chapisteros: Ethan Jackson, Aiden Jackson, Ian Hudson. Todos padres de familia, hombres de orígenes humildes que hacían la diferencia, pero con un ligero amor al dinero, aunque ninguno se comparaba con el décimo miembro, el dueño del local: Frederick Stephenson, el hombre más amado de sus comunidad, que fue testigo de cómo su padre, hizo emerger este taller con sudor, sangre y lágrimas. Esfuerzo puro, pero él siempre quiso más, es la cabeza de un hermoso hogar, conformado por su linda esposa: Abigail Declan de grandes ojos cafés y cabello rubio, con ella tenía dos hermosos hijos idénticos a él: los gemelos Blake y Jake.

Frederick era el padre ejemplar y esposo del año, rodeado por personas que querían ser igual que él, hasta que llegó el undécimo y más reciente miembro de su empresa: Maurizio Leone, el hijo mayor de uno de los hombres más buscados del mundo: Luka Leone, mejor conocido como Dante el líder de la organización criminal más influyente los Inferno. Con una mera oferta de dinero fácil convirtió a hombres de bien, en víboras doble caras.

Five Motors durante el día, un lugar de luz y esperanza, pero en la noche ese grupo de hombres se transformaban en mafiosos armados, que colocaban partes de armas, dentro de las carrocería de los autos para transportarlas, eran supervisados por Maurizio que se dirigía a la oficina de su "jefe" Frederick.

-Jefe la producción va viento en popa, cuando los Leone vengan la próxima semana estarán más que complacidos -sonrió Maurizio.

-Que bueno muchacho, vamos a celebrar -dijo Frederick sacando una botella de brandy de 1880 debajo de su escritorio.

-De dónde sacó esta belleza -preguntó Maurizio admirando la botella.

-Regalo de mi suegro, el idiota me ama, es lo único bueno de acostarme con su hija sin tetas -rio Frederick - tal vez podrías llevarme de nuevo con esa tal Francesca, tenía unas tetas hermosas, no como la perra estrecha de mi esposa.

-No soy quien para juzgarte, mi esposa no me gusta mucho tampoco, pero yo no la insulto -comentó Maurizio y su rostro parecía perder todas las emociones, quedando en un estado neutral e inexpresivo, mientras admiraba la botella.

-Maurizio que hablas tu no estas casado -cuestionó Frederick buscando su revólver debajo de su recién barnizado escritorio de madera.

Sin siquiera alcanzar el arma la botella de brandy voló a su cabeza, golpeando en la frente y tumbándolo de la silla, cayó de espaldas sin siquiera poder gritar, porque Maurizio ya estaba encima de él pisando su pecho, sacándole el aire al instante.

-Maurizio... ¿Por qué, qué hice mal? -cuestionó Frederick.

Maurizio solo se encogió de hombros y su cuerpo empezó a derretirse hasta el cráneo, dándole un escalofrío a Frederick al ver como esa calavera, cobraba vida nuevamente, pero ahora con su piel, sus arrugas, su cabellos e incluso su prominente barriga, lo último en cambiar fue su ropa y literalmente era como mirarse a un espejo, su clon tomó la botella de Brandy, junto con un pequeño retrato de su esposa Abigail que ya hacía en su escritorio.

-Brindó a tu salud Frederick y a la de tu linda esposa sin tetas -dijo su clon vertiendo el brandy sobre la cara de Frederick, para luego darle una patada el rostro que lo noqueo, tomó el revólver que ya hacía debajo del escritorio y salió de la oficina bajando las escaleras con una sonrisa, viendo a todos sus trabajadores dando lo mejor de sí -¡Muchachos tengo un anuncio!

-Suéltalo jefe -Rio Ryan.

-Están despedidos -dijo sin emoción alguna, apuntado el revólver y disparando.


Seis balas fueron disparadas y seis balas impactaron, en un parpadeo seis hombres se convirtieron en cadáveres: Randy Olsen, Ryan Holmes, Samuel Stweart, Ethan Jackson e Ian Hudson estaban muertos. Dejando como sobrevivientes a Chris, Aiden, Reginald y Peter.

Incapaces de matar a su propio jefe, intentaron inmovilizarlo, pero fue en vano el rechoncho hombre de 40 años, los golpeó con una fuerza inhumana, esquivando cada uno de sus movimientos hasta que sacó una navaja de su bolsillo, ahí los cuatro dejaron de titubear Aiden sacó su pistola y disparó, pero la navaja Frederick llegó primero a su cuello que las balas a su objetivo, Peter y Chris se abalanzaron sobre él, pero la fuerza de Peter fue usada en su contra y terminó rompiéndose la nariz con el muro que había detrás, Chris intentó derivarlo, pero fue sujetado por el cabello y su cabeza fue golpeada repetidas veces contra el capó de un auto hasta que dejó de moverse, mientras todo esto sucedía Reginald obtuvo valor para dispararle por la espalda a su amigo de la infancia, pero el disparo fue esquivado, Frederick se puso frente a él y Reginald le disparó repetidas, pero las balas parecían no hacerle efecto al cuerpo de su antiguo amigo, que después de recibir cuatro disparos a quemarropa como si nada, le arrancó el revólver de las manos y disparó el sexto tiro en su cabeza, solo quedaba uno vivo: Peter.

-Por favor jefe perdóneme, tengo mujer e hijos usted los conoce, perdóneme se lo ruego -suplico Peter rompiendo en llanto.


Una patada en la quijada lo obligó a callarse cerrando su boca y mordiéndose la lengua en consecuencia, cortándola en dos en el proceso, destinado a ahogarse con su propia sangre, las penas de Peter fueron aliviadas con el repentino "Crack" que hizo su cuello al romperse.

Al día siguiente Frederick fue encontrado en su oficina, según el informe de la policía se encontraba en un estado catatónico, pero aún así fue condenado a cadena perpetua, por tráfico de armas y homicidio múltiple, aunque vecinos indican que llegó a su casa alrededor de las 3:00 am confirmado por sus hijos y esposa, la cual indicó con lujo de detalle que tuvieron sexo como nunca aquella noche, en la que fue concebido su último hijo que no se parecía en nada a él.


Aún se busca a él asesino de Maurizio Leone, pero sólo podemos asegurar una cosa, ese hombre ha despertado toda la furia del infierno.

Bajo la máscara: El camaleon Where stories live. Discover now