Capítulo dos: Confesarse o no, he ahí el dilema

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Millones de excusan pasan por mi mente en este preciso instante pero mi boca no es capaz de pronunciar ni una sola. Trevor está esperando una respuesta de mi parte mientras que su hermana, Aurore, no hace más que mirarme con curiosidad. Entonces noto lo increíblemente parecidos que son y con razón, si son mellizos.

—¿Lisa? —indaga Trevor tratando de obtener una respuesta de mi parte pero aunque lo intente, las palabras no salen de mi boca y aunque salieran, estoy segura que con mi fatal habilidad para mentir, Trevor no me creería ni una sola sílaba— ¿Entonces?

—Créditos extras —responde el director al ver que yo no pronuncio ni pío— Elisabeth necesitaba créditos extras, esa es la única razón por la que está aquí.

Genial, ahora tendré que hacer actividades extracurriculares y yo ni siquiera hago mi cama. Podría decirse que mi única actividad fuera del colegio es tirarme al sofá cual foca varada y ver reality shows con mi mamá.

—Oh, genial —dice mi incrédulo amor platónico mientras esboza una ingenua sonrisa— Siempre imaginé que eras una chica motivada.

Y cuando pronuncia esas palabras algo en mi da un brinco porque aunque quizás fue una hipérbole, acaba de decir que "imaginó" que era una chica motivada. Me imaginó, a mi.

—Puede retirarse, señorita Franco, le informaré si encuentro algunas actividades para usted —dice el director señalando la puerta de su despacho— Ahora tú, ven aquí y explícame por qué demonios has decidido empapelar mi escuela con cartas de amor, tarado.

Y me encantaría escuchar la razón pero por alguna razón siento que mientras más lejos esté de Trevor, menos peligro corre mi vergonzoso secreto. Salgo rápidamente del despacho y una vez fuera suelto un suspiro y llevo mis manos a mi cabeza.

De todas las maneras en las que Trevor Matthews podía enterarse de mi enorme crush hacia él, esta tiene que ser la escogida por quien sea que nos mira desde arriba.

Quien seas, PUEDES JODERTE.

Sacudo mi cabeza y trato de mantener mis lágrimas dentro de mi cuerpo porque lo único que me falta es comenzar a llorar de impotencia. Respiro profundamente y comienzo a avanzar hacia mi casillero para luego encaminarme a mi primera clase, sin embargo un grito me detiene.

—¡Elisabeth! —grita la rubia hermana de Trevor saliendo del despacho de su padre y corriendo hacia mi. No conozco mucho sobre Aurore Matthews, solo lo que todo el mundo conoce. Es una de las chicas más lindas del tercer año, hija del director y secretaria del consejo estudiantil. También ha sido el gran crush de mi mejor amigo desde que tengo memoria.

—Uh, hola —digo con algo de timidez y vergüenza. Después de todo esta chica acaba de repartir mi carta de amor a toda la preparatoria sin siquiera saber que el remitente soy yo.

—¿Quieres almorzar conmigo? —pregunta cruzándose de brazos.

Frunzo el ceño, extrañada. Hasta este momento, mi interacción con Aurore se había limitado a un par de trabajos juntas en español y de la nada me estaba invitando a almorzar con ella.

—Claro pero, ¿Por qué? —pregunto.

—Oh, ya sabes, para hablar —dice encogiéndose de hombros.

—¿Hablar sobre qué? —pregunto más confundida que antes.

—Cosas triviales, la escuela, el trabajo y desde cuándo estás enamorada de mi hermano. Ya sabes, lo habitual.

Mierda.

[...]

Todd está frente a mi sin poder creer ni una palabra de lo que le estoy diciendo, o quizás solo está sin habla porque acabo de decirle que el mayor crush de vida almorzará hoy con nosotros. De todas formas, llevo cinco minutos esperando a que me de algún consejo pero es como hablar con una pared.

Love, LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora