Capítulo 31

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—¿Larry? ¿H-Ha salido de la cárcel?

—No lo sé, me ha... amenazado. Me ha dicho que lleve cuidado al cruzar la calle. No entiendo nada, Luisa.

—¿Estás segura de que era él?

—¿Quién sino va a ser?

—Quizás ha sido una broma, cielo...

—No lo es.

—Llamaré a Justin para que-

—No, no quiero molestar, Luisa.

—Pero Rosie...

—Por favor, Luisa, hazme caso.

—Bueno, tesoro.

Miré a la ventana con temor y tragué saliva. Estaba media abierta y quería cerrarla. Aunque también veía raro que estuviese abierta. Si Luisa y yo acabábamos de llegar y dudo mucho que ella la dejase abierta.

—Luisa, ¿te dejaste la ventana abierta por casualidad? —pregunté sin dejar de mirarla. Sus pasos se oyeron volver y frunció el ceño.

—Creo que no pero vamos, tengo la cabeza loca así que no lo sé —la cerró rápidamente y me miró,—No te pasará nada, Rosie.

NARRA DUNCAN (1 MES DESPUÉS)

—¿Por qué me mentiste sobre Rosie?

Mi madre me miró con los ojos desorbitados ante mi pregunta. Mi padre agachó la cabeza y mis hermanos nos miraban con atención.

—Hijo...

—¡No, madre! ¡Estoy harto de tus mentiras! ¡Siento que me ocultan algo respecto a esa chica! ¡Y ella tampoco me dice nada, maldita sea!

Grité enfurecido. Estaba harto de las mentiras de todos. Quizás había perdido la memoria pero no era gilipollas.

—Duncan, aléjate de ella, sólo te hará daño.

—Mamá —gruñó Sophia mirándola.

—Sophia, no te metas —escupió mi madre mirándola con rabia.

—¡Si me meto! ¡Estoy cansada de las manipulaciones y de todo! ¡Duncan merece ser feliz, por dios!

—¡Aquí lo es! ¡No con esa zorra!

—¡Rosie era lo mejor de su vida, era mil veces mejor que todo esto! —Sophia se levantó de la mesa y se fue tras decir esas palabras.

¿Lo mejor de mi vida?

—Duncan ignórala.

—¿Quién es Rosie?

Pregunté por enésima vez.

—¡Duncan olvídala! —gritó mi madre.

—¡No quiero!

—Se acabó.

Ella se levantó de la mesa y salió del comedor sin preámbulos.

Mi padre suspiró mirándome con ojos cansados.

—Duncan, hijo...

—Padre, necesito respuestas, sólo quiero la verdad. No estoy pidiendo oro, simplemente quien es ella.

—Pronto lo sabrás, Duncan.

Suspiré levantándome sin terminar de comer y subí a la habitación donde yo dormía. Sentía que debía buscar pistas, algo que me llevase hasta donde estaba.

Empecé a buscar por toda la habitación pero simplemente encontraba fotos familiares. Nada que me llevase a ella.

Entonces a lo mejor debía ir a su casa y preguntarle.

Quizás se iba a asustar...

Miré la hora y vi que eran casi las diez de la noche, era un poco tarde pero necesitaba respuestas, y las necesitaba ahora.

Bajé las escaleras y vi que no había nadie en el salón. Cogí las llaves del auto y salí de casa sin decir nada. El cielo estaba oscuro y había un silencio en las calles.

Me metí a mi auto y conduje hasta donde, creo, que vive Rosie. Era un apartamento en unos edificios cerca de la editorial. Estacioné el auto cerca y entré por la puerta del edificio. Todo estaba un poco oscuro debido a que la luz no estaba encendida.

Marqué el piso en el ascensor al que subí con Sophia el otro día y a los pocos segundos el ascensor se abrió. Habían dos puertas, A y B.

Maldita sea, Duncan, piensa.

Creo que era la A.

O la B.

A la mierda, la A.

Toqué el timbre que había al lado de la puerta y esperé. La televisión se oía dentro pero me daba miedo asustarla.

—Rosie, soy Duncan —susurré tocando la puerta con mis nudillos.

A los pocos minutos, Rosie abrió la puerta con dificultad. No recordaba lo de su accidente, y aún seguía con la pierna un poco mal.

Maltratada (+18)Where stories live. Discover now