Capítulo 1

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NEW YORK.
9:35 de la mañana.

Terminé de embalar todo en las cajas gigantes que había conseguido en la empresa de mudanzas. Estaba a la espera que viniese Chloe para acompañarme a mi nuevo apartamento, lejos de mis "queridos" padres. Saqué todas las cajas con cuidado y las dejé en la puerta de casa en el exterior. El camión de mudanzas esperaba estacionado en la acera de enfrente de mi antigua casa.

—¿Es todo? —preguntó el señor de las mudanzas mirando mis cajas.

—Si —contesté pasando una mano por mi cabello castaño. Hacía mucha calor hoy, o a lo mejor era yo.

—Bien —habló empezando a coger cajas con sus enormes manos. Vi el auto de Chloe acercarse a lo lejos y sonreí al ver que venía con mi pequeña sobrina. Chloe era mi hermana menor, tenía 21 años y había tenido un bebé hace unos meses.

Su coche se estacionó detrás del camión de la mudanza y se bajó. Cogió a la bebé del asiento trasero y cerró el coche. Mi sobrina, Delia, dormía en los brazos de Chloe plácidamente.

—¿Cómo estás? —preguntó mirando mi cuerpo detenidamente. Ayer, Larry me golpeó brutalmente en los brazos y no me acordé de maquillarlos durante el día. Chloe me visitó en la noche y los vio. Puse la excusa de que me había caído por las escaleras y me habían salido moretones.

—Estoy mejor, gracias —le sonreí agradecida.

—Ya está todo, señora —oí decir al hombre de la mudanza. Asentí con la cabeza mirándolo y Chloe fue con Delia al coche.

—Vaya detrás nuestro y cuando llegue a la calle le pagaré —dije fríamente, a lo que él asintió sin rechistar. Cerré las puertas de mi antigua casa y subí en el asiento de copiloto de Chloe. Ya habíamos visitado antes mi apartamento así que ella ya sabía donde estaba.

—Bien, vamos —susurró mi hermana.

El apartamento quedaba a cinco calles de mi antigua casa. Era un edificio gigante de 25 plantas. Incluía piscina, pista de tenis, spa, gimnasio y guardería. Sí, guardería también. Chloe estacionó delante del edificio, él cuál se llamaba Nelva.

Bajamos del auto en silencio y el señor de la mudanza estacionó delante de nosotras.

—Son 70$ — habló el hombre bajándose del camión. Saqué el dinero de mi monedero y se lo di. Él sonrió guardándoselo en su bolsillo y empezó a bajar las cajas del camión.

—Llama al piso número 20, la chica debe estar ahí para darme las llaves —le dije a Chloe. Ella asintió y fue a la entrada del edificio para llamar al telefonillo. Ayudé al señor a bajar las cajas mientras Chloe subía a por las llaves.

—Terminado —dije asintiendo hacia el hombre. Él asintió y se fue en su camión. Llevé las cajas dentro del edificio y las dejé al lado del ascensor. Dios mío, tenía que subir veinte plantas.

—Buenos días, señorita. ¿Puedo ayudarle en algo?

Una voz de una mujer me sobresaltó. Me giré y vi a una mujer sonriéndome vestida con un uniforme cómo de conserje.

—Soy la nueva propietaria del 20A —contesté señalando las cajas. Ella asintió y le dio al ascensor para que se abriese.

—Subiré sus cajas —habló.

—Sin problema.

Contesté empezando a meter las cajas en el ascensor. Cabían unas 5 y eran casi 15. El ascensor se cerró tras meter las primeras cinco y suspiré mirando la hora. Habían pasado más de treinta minutos.

—¡Rosie! —gritó una voz de chica de nuevo. Me giré y vi a mi casera, Wendy, venir hacia mi con unas llaves.

—Hola Wendy —la abracé. Ella miró mis cajas y señaló el ascensor.

—¿Te ha ayudado la conserje? —asentí ante su pregunta y ella asintió.— Aquí tienes las llaves, el primer mes ya está pagado así que en un mes nos vemos. La conserje se llama Kelsey, es una buena mujer.

—Gracias por todo, Wendy —respondí muy agradecida.

—No es nada. Sólo una cosa... Ten cuidado con el vecino de enfrente, es un tanto molesto y he tenido problemas con él.

—Claro —respondí. El ascensor se abrió con Kelsey dentro y metí las demás cajas que faltaban. Cabían las demás y ya no quedaba ninguna. Me metí con la conserje en el ascensor y se cerró cuando marqué el número 20.

—Soy Rosie Scott.

Me presenté mirando a Kelsey.

—Kelsey Jones, a su servicio señorita Scott.

—Oh no, llámame Rosie —reí.

—Rosie, perfecto.

El ascensor se abrió en el piso 20 y sacamos todas las cajas. Chloe estaba en la puerta con Delia en brazos. Metimos todas las cajas dentro del apartamento tras abrir y sonreí al verlo de nuevo.

—Muchas gracias, Kelsey —dije mirándola. Ella asintió sin decir nada y se fue cerrando la puerta tras ella. El apartamento estaba perfectamente amueblado, ya que cuando decidí alquilarlo empecé a comprar muebles por mi parte. Chloe se sentó en el sofá blanco de cuero y dejó a Delia a su lado dormida. Dejé las llaves de la casa —o apartamento— sobre la mesa del salón y sonreí al ver el ventanal que había. Lo mejor del salón era un gran ventanal que daba vistas a todo Nueva York, lo amaba muchísimo.

—Me gusta mucho —opinó Chloe y asentí.

—Es tal y cómo lo planeé —dije.

—Ahora a buscar trabajo, porque esto no se paga solo y con el trabajo de tu novio no llegáis.

Habló Chloe haciendo una mueca.

—Lo sé, Chloe. Iré a la editorial Hamilton a echar el currículum y ver si me cogen.

—Es una empresa demasiado cualificada —dijo acariciando la barriguita de mi sobrina.

—Lo sé, pero he estudiado Literatura inglesa y española, espero que les sirva.

Ella asintió estando de acuerdo conmigo y miró la hora.

—Son las once. ¿Te apetece ir al parque con nosotras?

—No, debo ordenar esto y poner cada cosa en su sitio. Larry está al venir y también tengo que hacer la comida.

Ella hizo una mueca de desagrado y terminó asintiendo. Tampoco podía hacer otra cosa.

—Bueno, ya nos veremos. Te quiero mucho, Rosie.

Me abrazó fuertemente, lo que hizo que me ardiesen mis hematomas escondidos bajo esas capas de maquillaje.

—Te quiero.

Susurré cuando nos separamos.

Maltratada (+18)Where stories live. Discover now