Paris de 1913

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No podía resistir la imagen de mi amigo de vuelta al lugar donde sufría, entonces seguí caminando para adentrarme perdido en las oscuras calles de París.

El sol comenzaba a esconderse y la lluvia se avecinaba junto a la noche, yo sabía que si entraba a cualquier lugar se burlarían de mí, entonces busqué algún techo en los callejones de esta desolada ciudad.

Mientras me adentraba en aquellos peligrosos callejones, encontré una manta con la que cubrirme y poder entrar a algún bar, hotel u hostal.

Era una manta larga y un poco gastada pues su color rojo se había desteñido mucho. Entonces busqué un bar bretón para poder quedarme a dormir allí si tenían hostal o habitaciones de alquiler (cosas que podía rentar debido a que había hurtado 70 marcos de la cartera de Monsieur Blanc para poder pagar algunas cosas).

Cuando entré al bar, cubrí mi cabeza con la desteñida manta y pedí una habitación para poder dormir una noche en el bar y la dueña me llevó al piso de arriba y me condujo a una habitación oscura, luego me dio un paquete de fósforos para prender la vela que le daba luz a la habitación.

Cuando le di gracias a la señora sé cayo la manta de la cabeza y ella se fue corriendo asustada.

No me sorprendí por esa acción de correr de mí y me asusté porque no sabía que iba a pasar mañana, pero simplemente me dormí.

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