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Capítulo trece: "S a d r e e m".

El rubio invisible para los humanos camina entre ellos con naturalidad, mantiene sus labios separados en lo mínimo mientras silba

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El rubio invisible para los humanos camina entre ellos con naturalidad, mantiene sus labios separados en lo mínimo mientras silba.
A su especie se le ha otorgado una tarea benéfica para los sueños humanoides: eliminar pesadillas.
Las Shades son tan comunes como su labor por batallar sus maldades y en algunas ocasiones esto crea "sueños desordenados".

Sus manos juegan con una diminuta bola negra fogosa, la pasa de una a otra hasta finalmente cubrirla de una escarcha dorada que se desvanece en el viento.

Pero hay algo que no le encaja.

Podría asegurar que alguien le sigue, sin embargo por más que voltee no haya a nada.
No tiene pánico, aunque la paranoia se hace potente y le obliga a aumentar su andar.
Paso tras paso, ignorante a las presencias seguidoras inexistentes.

Lleva años sin haber tocado Lelia, su trabajo le fue asignado hace tanto que decidió quedarse entre esas calles el mayor tiempo posible después de aquello, exterminado pesadillas por Criartarks invasoras del territorio.
Se le hace tan extraño el sentirse observado ya que sus conocidos de la zona han sido ascendidos.

Excepto él.

~El cansancio me está gastando una broma~ se asegura, aún detallando el hecho.

Y ahí está, una silueta alada entre la oscuridad plasmada en los tejados, acompañando de una sombra más pequeña, los dos corren a un ritmo aceptable según lo que avanza el Saadreem.

Las orejas de la figura más baja le llaman la atención como si fuera una farola atrayente de polillas.

~¿Una Aptamisen? ~

Su duda se va con la diminuta ráfaga de luz lunar que escandila sobre unos ojos rosados claros.

~¡¿Una Raimbark?! ~

No pasan demasiados segundos para que el chico inicie una carrera tan veloz como su temor a lo desconocido.
Las sombras le pisan los talones desde su altura sin mostrar migajas de duda en su misión.
¡¿Para qué quieren atraparlo?! ¡¿Por qué lo siguen si él no ha hecho nada?! ¡¿Quiénes son y quiénes los han enviado al ser criaturas prohibidas?!

Los demás siguen con sus vidas, ajenos totalmente a la trayectoria desenfrenada del rubio.

Como puede sus movimientos torpes le permiten doblar una esquina, no sabe muy bien su dirección, solo desea alejarse del peligro inminente.

Un muro. Una pared con la que estrella su nariz al meterse en lo que parece ser una calle ciega.
Se resbala por el impacto y cae como una bala disparada al suelo. La penumbra es total, su mente afirma que debe salir lo más pronto posible, solo que el cuerpo no le responde al notar como la figura alada llega a su sitio.

Danielle: Reina Perdida.Where stories live. Discover now