Capitulo Doce Parte Dos

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Me encontraba entrando al vestíbulo,a unos cuantos metros se veían dos gigantescas puertas bañadas en oro, una alfombra roja y macetas antiguas blancas a los costados con muchas flores de todos colores. Yo estaba maravillada con todo lo que había a mi alrededor.

--Si así era el vestíbulo, no me quiero imaginar como es adentro—susurre.

Mara me había peinado, me había echo una cola de caballo con algunas onda cayendo al rededor de mi cara, maquillada por mi.

Se que era la fiesta del año, pero así es mi personalidad, no me iba a maquillar de manera exótica como todas hacen.

Llevaba puesto un hermoso vestido azul marino, el estilo era griego, ya saben una sola manga, el otro hombro descubierto, era larguísimo, no se veían mis zapatos. Llevaba una cinta en mi cintura del mismo color que el vestido, resaltaba mi figura.

Llegue hasta la puerta luego de caminar por la alfombra roja.

Estaba lista para esto.

--Recuerda Anna lo haces por el bien de tu empresa y por tu abuelo.—Dicho esto en voz bajo, exhale una gran cantidad de aire y atine a agarrar el picaporte para abrir.

Sentí un fuerte golpazo en mi cara. Alguien había abierto la puerta desde adentro y me golpeo la cara. Era un hombre de la mediana edad.

--¿Quien maldita sea esta detrás de la puerta?—Lo dice sin percatarse de que los demás escuchen, hasta que me mira.—Oh, lo lamento. Pensé que era alguien de servicio.--¿pero que carajo tiene que ver? Pregunte para mis adentros.

--Discúlpame, no me di cuenta, ¿Estas bien?—Volvió a pedir perdón, mientras yo me tapaba la cara.

Me dolía mucho y mis ojos empezaron a aguarse.

Este hombre hizo que me sentara a un costado de la alfombra, e hizo que me trajeran un vaso de agua.

Un chico de 18 años aproximadamente, me trajo el vaso con agua.

--¿Esta bien?—pregunto el joven preocupado al ver que no me sacaba la mano de la cara.

--Muchas gracias, estoy bien.—Logre pronunciar con un nudo en la garganta.

--Vete, ya.—le dijo el hombre, espantando al pobre chico. El se fue de inmediato.

El hombre desconocido me tendió el vaso y se lo acepte.

--No tienes que agradecer ni dar explicaciones a alguien mas bajo que tu clase.—dice de manera egocéntrica y despectiva mientras veía que el chico ya se había ido. En ese momento lo mire a los ojos.

--¿Que tiene que ver que sea alguien de servicio? Todos somos personas.—Recalque. Quien se creía para tratar mal.

--Pero cariño, es obvio que nosotros al tener dinero somos mejores que ellos.—respira y se acomoda el cabello—ellos son pobres y nosotros no. Somos mejores personas.—Finaliza dándome una sonrisa coqueta.

Que personas de mierda hay en esta fiesta.

--Discúlpeme, pero estoy segura que ese chico es mucha mejor persona que usted. Con permiso y adiós.—dije levantándome de la silla, se quedo con el vaso en la mano y pasmado. No voltee a verlo, directamente entre al gran salón.

Allí todo era distinto, era un lugar enorme. Habían mesas para 6 personas, redondas y totalmente decoradas con 3 tipos de copas, 3 tipos de platos y una variedad de cubiertos. Un poco mas allá del escenario donde hablaría Paulo Green (pongo los ojos en blanco), estaba la barra de bebidas, creo que iré a pedir un jugo de naranja, tengo mucha sed.

Legalmente MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora