Capitulo Nueve

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Nos quedamos tan cerca uno del otro, estábamos a punto de unirnos en un beso, a milímetros de su boca, podía rozar sus labios, no saben cuanto deseo esto, y espero que el también.

Siento que Maxi viene corriendo, no le doy la menor importancia, pero salta y le pega a Evan en el brazo y este hace que el plato caiga en el piso haciéndose añicos, despertándome de mi ensoñación, haciendo que mi más grande sueño—besarnos—se esfume en un abrir y cerrar de ojos.

Miro el piso, y el se encontraba recogiendo los pedazos grandes de vidrio. Yo me dirigí hasta el cuarto de servicio donde estaba todo relacionado a la limpieza, enojada, no, furiosa. Pero... ¿Qué gano enojándome con el cachorro? Absolutamente nada.

Es un ser inocente, no es su culpa. Estaba enojada conmigo misma, tendría que haber avanzado más rápido y no quedarme como tarada esperando que el me besara. Soy una estúpida.

Ahora no sé cuándo se dará otra oportunidad.

¿Y si ya no quiere volver a acercarse a mí?

¿Qué hago?

Me parece que la regla me esta cambiando el humor de normal a dramática, es mas que obvio que se dará otra oportunidad.

Tome la escoba, una pala y una bolsa de plástico. Me dirigí a la cocina y ahí estaba el, aun recogiendo los pedazos ahora más pequeños.

--Ten cuidado, te puedes cortar. Yo termino. —le dije mostrándole los utensilios para limpiar. El asintió y se levanto del piso. Se sacudía el pantalón, era blanco recuerden, era. Se volvió a sentar donde lo estuvo anteriormente.

Maxi venia moviendo su colita, con la cabeza abajo. Sabe lo que hizo, pero es su forma de disculparse. Se fue directo a Evan el desgraciado. El le rascaba su cabeza y el señor sacaba la lengua respondiendo su caricia.

Yo solo rodeé los ojos y seguí con mi trabajo, una vez terminado mi tarea fui a guardar las cosas y la bolsa de plástico en el basurero. Cuando vaya a sacar la basura le podría un cartel, no queremos que nadie se corte con los vidrios rotos.

Me volví a sentar donde había estado y ya había perdido el apetito.

--¿Lo quieres?—le pregunte señalando el plato con la mirada, yo solo tomaría el jugo. No quería despreciar su desayuno, pero ya no tenia sentido seguir con esto.

El solo asintió y lo único que saco de mi plato es el Bacon. Se lo comió rápidamente y limpio sus labios con una servilleta. Yo le di un sorbo mas al jugo y llevé las cosas a lavar.

El plato vacío, las tazas vacías y mi vaso de jugo a medio terminar. Lo apilé todo en el plato y le di la vuelta a la isla. Lo dejé todo en el fregadero y abrí el agua.

El tomo la rejilla y comenzó a limpiar en círculos donde habíamos desayunado.

Había un ambiente de silencio, nadie decía nada, se oían hasta nuestras respiraciones.

Cuando terminé de limpiar me dirigí de nuevo a mi silla, él se sentó en la suya. Me miraba fijamente a los ojos y yo no podía evitar que se me escapara una sonrisa.

Después de estar como tontos mirándonos y sonreír, se acercó más a mí, cada vez más y más, hasta que quedamos en la misma posición en la que nos interrumpieron, pero esta vez no se me iba a ir la oportunidad, avance y lo bese.

Yo lo bese, ¿Entienden eso? Es una locura.

Su saliva era tibia, su sabor a café me inundaba en un sueño del que no quería despertar, sus labios me besaban lentamente, pacientemente sin saber si avanzar mas o no. Sus manos me tomaron el rostro, acariciándome, sin soltarme ni un momento. Se sentía tan bien esto, es lo que había anhelado durante un tiempo y al fin se cumplió. Cada vez avanzábamos un poco más, su mano la depositaba en mi nuca, acercándome más a él. Estábamos sentados, era un poco incómodo.

Legalmente MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora