Capitulo Seis

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Me desperté por el sonido de la alarma, otra vez la misma rutina. Me estaba cansando un poco. Tenía muchísima flojera.

¿En verdad necesito trabajar? Tenía dinero y no era tan indispensable el trabajo. Debería dejarlo, y que mi abuelo se encargara, él era el mejor en esto. Pero no, le dedico muchos años de su vida. Desde que yo tengo 9 años el se encarga de la empresa, ya es hora de que descanse y se le dio una muy buena liquidación por tan buen trabajo que hizo.

Mi rutina era así:

Levantarme.

Bañarme.

Peinarme

Maquillarme.

Buscar que vestir.

Desayunar a las apuradas, cuando yo amaba la comida y quería darme mi tiempo.

El camino en el Mercedes Benz a mi trabajo.

Trabajo.

Siempre era lo mismo, la misma rutina solamente en esa parte del día.

Una vez que llegaba al trabajo, todo se tornaba diferente, el sonido de la gente trabajando, sonriéndome, me llevaba mejor con ellos ahora. Sofia era un ángel, y a veces se quedaba conmigo hasta tarde—una hora después—conmigo para que la carga no sea tan pesada.

La semana paso rapidísimo, ya casi terminaba. Luego de unos días de espera el jefe de departamento decidido quien seria su sucesor o mas bien, su nuevo compañero de tareas. Héctor quedo seleccionado, a pesar de ser muy serio, muy recto, por lo menos logro darme las gracias. Solo asentía, o negaba. Fuera de eso nada más.

El informe fue enviado de la empresa al lugar del hecho junto con Héctor, y de vuelta con él. La operación fue todo un éxito, hoy sería el ultimo día.

Volvió a sonar la alarma, eso significaba que eran las 8 AM.

Oh no.

Llegaba sumamente tarde.

Me levanté de la cama, fui corriendo al baño.

Me lave el cabello y mi cuerpo lo más rápido posible, con un récord de tres minutos, hoy iría con el cabello al natural y sin maquillar, parecía una momia, pero no tenía alternativa.

¿Qué es más fácil de poner? Un vestido.

Busque el primero que estaba en el vestidor, ahí se encontraba uno de color rosa pálido claro. Mas bien parecía una pollera unido a una camisa suelta de mangas, algo tan casual para ir a trabajar. Busque unos zapatos taco aguja color blanco. Estaba perfecta.

Me acerque hasta el espejo, me quedaba bien. Del primer cajón saque mi reloj dorado con blanco. Un muy fino reloj.

Elegí un bolso que combinara con el color de mis zapatos y ya estaba lista.

Me sorprende que Mara no me haya llamado para desayunar.

8:27.

Fui corriendo hasta la sala y de ahí a la cocina. Ella se encontraba recién haciendo el desayuno.

--Mara, ¿Por qué no me dijiste que ya era tarde? —le subí un poco la voz. Estaba bastante molesta y mas cuando no tenia las cosas a tiempo.

Se que era mi responsabilidad, yo me quede pensando como estúpida. Pero ella no me dijo que ya estaba listo el desayuno, y ella siempre lo hace 30 minutos antes de irme.

Era extraño.

--Disculpe, señorita. Ahora mismo le envuelvo unas tostadas. —Dice apenada, tomando un papel marrón. Mientras lo envolvía sus manos temblaban. Me siento un poco mal.

Legalmente MillonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora