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Aún recordaba a la menor de la familia Blanchett, esa pequeña gruñona que le brindó un buen golpe en el rostro, realmente la odiaba.

Siempre se habían portado desabridas entre sí, no había razón, solo estaba el insesante deseo de escupirle en la cara a la chiquilla antipática esa.

Le tenía tanto repudio, miraba sus ojos dormilones y le daban ganas de tirar cloro en ellos, podía sonar algo perversa, pero definitivamente le encantaba la idea de verla sufrir.

Nunca habían hablado y mucho menos habían tenido una disputa con ella, hasta que la menor estampó su puño en su cara.

Recuerda que le grito "Aléjate de mi, maldito rol de canela", no entendía por que, su enemiga generalmente llamaba a las personas por el nombre de algún postre, pero, ¿por qué a ella?

Ambas al estudiar al mismo instituto, se veían por los pasillos, sin embargo no se dirigían palabra, y no esperaba que volvieran a interactuar, tampoco ella le iba a hablar, estaba segura.

Solo que, cuando vió a un alfa estrellandola contra un casillero algo en su interior ardió, y con todas su fuerzas corrió hacia el hombre para impulsar su cuerpo hacia él.

No podía creer la fuerza con la que lo empujó, pues al verlo él yacía en el piso sobandose el brazo, sin pensar en por qué, pateo la pierna del chico y le gritó.

-No vuelvas a tocar a ninguna omega! Maldito monstruo abusador.

Y algo en Callie la hizo sonreír, su gesto fue correspondido y la ojiverde se derritió entre carcajadas, le tomó del brazo y huyó con ella, mientras las dos morían de la risa.

Corrieron hasta llegar a la biblioteca, específicamente en la sección de biología, Callie se recargo en una estantería y soltó más risillas escandalosas, hasta que guardo silencio y le agradeció.

Su sonrisa afable le dio confianza para hablar.

-Odio cuando los fuertes se propasan con los débiles - comenzó a rebuscar entre los libros - debiste golpearlo como lo hiciste conmigo.

Comenzó a reír de nuevo, hasta que se tumbo en el piso, y después, siguió carcajeandose ruidosamente.

Cuando la menor se calmo, le pidió disculpas, y alzó sus brazos, su compañera tomó esa acción como una invitación a alzarla y la jaló de los brazos, no espero recibir un apacible abrazo al terminar de levantarla.

Sintió, que se hundía en el aroma a miel y té de limón, se acogió aún más en sus brazos.

Al separarse la abrazo por los hombros y las dos comenzaron a andar hacia la salida, ya no más miradas de asco ni suspiros con enojo, quizás las dos tendrían mucho en común y terminarían siendo amigas.

Lo único cierto, era que aquel incendio lleno de odio fue apagado por la llovizna de risas provinientes de Callie.
Y lo mismo sintió Callie al ver a Kazzia

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No tengo nada que comentar :/

❝𝓑𝓲𝓼𝓸𝓾𝓼 𝓪𝓾 𝓶𝓲𝓮𝓵 ❞ Where stories live. Discover now