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Cuando tenía 16 años, soñaba con cosas inexplicables que al amanecer la dejaban desorientada, no recordaba mucho, pero ahí estaba la sensación de haber vivido una escena de película.

A veces, le parecía estar acompañada, pero la única silueta clara que alguna vez pudo ver en sus sueños, fue la de Charlotte.

Sentir su presencia aceleraba su pulso incluso cuando estaba inconsiente, el saber que era ella aunque no pudiera verla encendía fuego en su mente e incluso en algunas ocaciones, la hacía paralisarze.

Juraba que así se sentía en ese momento, una mirada bermellón desnudandole el alma, junto con un apretón indebidamente fuerte en su brazo derecho, los ojos de quien la sujetaba reflejaban incredulidad y su expresión era de sorpresa, con el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta, estaba un poco inclinada hacia en frente.

No pudo contener más las lágrimas, la reconoció al instante, ese cosquilleo en su interior que indicaba estar cerca de aquella chica, ahora estaba aterrorizada, no estaba lista, después de tanto tiempo aún no estaba lista, aunque había pensado que lo estaba, no creyó que tendría que prepararse para su reencuentro, pensó que la vería hasta que tuviese cuarenta años, un divorcio y dos hijos, no en este momento, cuando ni siquiera la había superado, justo en la etapa de su vida que más tenía que disfrutar, segundos antes de llegar con su mejor amigo, en el único momento del día en que ni siquiera estaba pensando en ella.

No se imaginó que la segunda reacción de la mayor al encontrarse sería atraparla contra su pecho y estrecharla en sus brazos, mientras olfateaba su cabello y temblaba contra su cuerpo, pudo notar el pánico en su aroma, el miedo a volverla a perder, la ansiedad que emanaba suavizó su hechizo y por fin sintió que podía moverse, con temor de que fuera el sueño que jamás esperó, rodeó con sus brazos la cintura de la contraria y inmediatamente volvió a respirar.

No quería pensar en nada, ni quería escuchar nada, solo necesitaba su olfato y tacto para disfrutar ese momento, olvidó todo, su tristeza y los recuerdos de ver a quien amaba abandonandola, olvidó hasta su nombre.

Pero no pudo olvidar a Fionn.

Se removió entre el cuerpo de la alfa y está la soltó, con los ojos brillando de desilusión vio a la pequeña evitar su mirada y alejarse unos metros para sacar su teléfono y llamar a alguien.

No quizo escuchar, solo esperaría hasta que colgara para poder hundirse en su cuello y respirar su esencia de nuevo.

Unos minutos después, Callie colgó el teléfono, estaba nerviosa y al girar para ver a Charlotte ella parecía una niña regañada, con el mentón apuntando hacia el suelo y los ojos perdidos en el piso, no dudó en acercarse suavemente y atravesarse entre los brazo de la chica, quien en un suspiro la volvió a aprisionar.

No iban a evitarse, si el destino les daba un solo momento para abrazarse, absolutamente lo aprovecharían.

❝𝓑𝓲𝓼𝓸𝓾𝓼 𝓪𝓾 𝓶𝓲𝓮𝓵 ❞ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora