La parte más racional de Jaemin le decía que estaba siendo demasiado sentimental, que era un noviazgo adolescente cuyo destino siempre había sido terminar de todas formas. Claro que esa parte de él era la más pequeña porque ahora estaba controlado por su lado más emocional. Un lado que soñaba con vivir al lado del alfa toda su vida, aferrarse a él y no dejarle ir nunca más. Era algo casi dependiente.

No era definitivo el tiempo que le quedaba a su lado. Tal vez unos pocos minutos o quizás horas. Era desquiciante el saber que en cualquier momento atravesaría aquella puerta para no volver nunca más. Se abrazó tan fuerte al cuerpo ajeno que seguramente era doloroso pero no podía evitarlo. Hundió su rostro en el cuello del alfa llenándose de su aroma en busca de poder calmarse aunque fuera un poco.

— Llévame contigo...

Aquella suplica salió de sus labios en un tono que resulto doloroso para el alfa. Sus ojos también se pusieron vidriosos mientras negaba con su cabeza aunque por la posición en la que estaban el omega no pudiera verle. Lo separó con cuidado de su cuerpo, notando la vergüenza que este sentía por las palabras dichas. De antemano parecía saber la respuesta que recibiría pero aun así necesitaba oírla de su propia boca.

— No puedes venir conmigo Nana. Tú tienes un buen futuro aquí, vas a tener una buena vida. No puedo arrebatarte eso. No puedo dejar a Donghyuck porque no sé qué sucedería si se queda solo en un lugar como en el que vive, incluso su madre está feliz de que me lo lleve de aquí pero ¿Y tú Nana? Tienes un buen hogar, la posibilidad de ser alguien, de saber que mañana tendrás comida en la mesa. Es cierto que el futuro siempre es incierto pero el tuyo es más seguro que el mío. No puedes dejar eso.

El omega soltó un pequeño sollozo. Sabía que su petición era algo desquiciada y que Jeno jamás se lo hubiera permitido. Era solo que no podía imaginarse a sí mismo solo o con otra persona. Su joven romance había dejado tal marca en su cuerpo y mente que sería imposible de borrar por más que los años pasaran, incluso aunque conociera otra persona y pudiera volver a enamorarse. Una parte de suya sabía que Jeno no sería un recuerdo que se olvidaría con el tiempo, no sería algo que se superara y se pudiera continuar como si nada. Iba más allá de eso, del amor, de la compañía y de la necesidad. Era una parte de su alma que se había unido a la ajena aun sin una marca.

Y ese pensamiento abrió una pequeña caja de pandora en su mente.

Llevó una de sus manos a su propio cuello y miró al alfa con una expresión como si hubiera encontrado todas las respuestas que estaba necesitando. Sus labios temblaban ante el miedo de su propia idea, de lo que podía significar para él y toda su vida pero se sentía a la vez seguro de una manera satisfactoriamente contradictoria. Jeno había pasado a mirarle confundido, buscando una respuesta al repentino cambio de actitud que se había manifestado en el menor.

— ¿Volverás?

— Trataré de hacerlo, Park prometió que podría regresar en cuanto él se encargara de todo el resto pero que no debía atreverme a pasar por su zona. Eso no quiere decir que realmente vaya a poder hacerlo Jaemin. Podrá acabar con Yang pero hay muchos bajo él que no se quedaran tranquilos, va a ser una verdadera guerra y si Park pierde no creo poder volver a pisar Corea. Seré un traidor, no va a haber un perdón para mí.

Quizás lo que iba a pedir volvería a ser un acto egoísta de su parte, algo que condicionaría al alfa a regresar aun si es que no podía hacerlo. Tal vez estaría arruinando su propia vida en el proceso dándolo todo por alguien que no volvería a ver pero en el fondo de su corazón la idea parecía sentirse tan bien y correcta que despejaba sus dudas. Eso no quería decir que no tuviera miedo, era aterrador pero nada que mereciera la pena en esta vida era algo sencillo de hacer. Todo cambio generaba miedo.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now