XVII

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Stark se incorporó al mismo tiempo que miraba con atención a su guardaespaldas. — ¿Estás diciendo que alguien de La Casa Blanca tuvo que ver con la muerte de tu padre? — Aquello ya le parecía muy extraño por el simple hecho de que su padre jamás mencionó absolutamente nada respecto a eso, es más, nadie lo hizo ni tampoco hubieron noticias.

— Sí, da la casualidad que mi padre salió furioso de aquí y lo asesinaron en ese mismo instante — El castaño se quedó pensativo porque claro, sí era raro, pero de todas formas le costaba mucho trabajo creerle a Rogers.

— ¿Y quién te dijo eso?, ¿al menos tienes pruebas de eso?, ¿algún video?, ¿foto? — En el fondo, Tony quería que el menor tuviera pruebas para creerle. Deseaba que Steve no fuese malo, tenía la mínima esperanza que al menos no le mintiera con eso.
Pero desgraciadamente no obtuvo esa respuesta que quería oír.

— No, no las tengo — El mandatario suspiró fastidiado y decepcionado al escuchar ese "no".

— ¿Y cómo mierda vienes sin tener ni una maldita prueba? — Bajó de la cama y se quedó de pie muy cerca del rubio. — ¡¿Cómo quieres que te crea?! — Le dolía aún que estuviera ocurriendo todo esto, ¿Steve?, pero si confiaba en él, lo quería, bueno, mejor dicho, lo amaba. Sus sentimientos estaban presentes, pero jamás quiso decir la verdad porque lo más seguro era que Rogers se negaría. Y aunque lo aceptara, ¿cómo diablos mantendrían su relación oculta de los demás?.

— Porque le creo a quien me lo dijo.

— ¿Ah si?, ¿y quién es? — Le fulminó fijamente mientras pensaba qué persona podría ser la que le dijo aquella barbaridad al escolta. — Espera, creo que ya lo sé, ¿no es el puto imbécil que te secuestró?

A esas alturas era obvio que Steve se sentía acorralado. Él era un maestro en las mentiras, pero no con Stark. Mentirle se volvía duro, podía ocultarle un montón de cosas, algo que después le atormentaba por haberlo hecho. — Sí — Seguramente si seguía mintiendo las cosas acabarían peor entre ambos. Sobre todo porque tarde o temprano Tony sabría la verdad.

— Y le creíste, eres un idiota, puede haberte mentido.

— No lo es.

— ¿Por qué tan seguro?

— Él confiaba en mí y yo en él, nunca me mentiría.

El cuerpo del rubio tapaba el paso hacia la puerta, eso impedía que el presidente pudiese escapar. — Pues si tanto le crees, hazlo tú solo, no pienso ayudarte en nada, busca por tu cuenta a mi padre y no nos metas ni a mí ni a mis hijos en nada de esto — Anthony se decidió a no hablar nada de Steve, no lo delataría, pero tampoco lo apoyaría.

— No, yo te necesito conmigo.

— Yo también te necesito, Rogers, pero no así como un maldito delincuente que no sabe nada — Aquello tocó fuertemente al escolta a la vez en que miraba al hombre delante de él, a quien tomó del antebrazo.

— Solamente dime dónde está Howard, te prometo que no saldrás perjudicado.

— ¡YA TE DIJE QUE NO! — Con fuerza agitó su brazo hasta deshacerse del agarre del rubio. — ¡No quiero tener nada que ver con eso! — Furioso acabó con empujar al guardaespaldas para alejarlo. — No le diré nada a nadie, pero a cambio de eso quiero que me dejes en paz y que hagas lo tuyo en otra parte — El rostro molesto de Steve lo hizo enfurecer todavía más. — Déjame ir antes de que me arrepienta y hable al FBI para que vengan por ti.

Por otra parte, Rogers no sabía ya qué hacer exactamente. Él quería que Tony supiera y viera todo con sus propios ojos al hombre tan despreciable que tenía como padre decir la verdad.

El problema era que ahora, Stark no quería verlo, se negaba simplemente a imaginar que su propio padre no fuera como él lo ha conocido desde que era un niño.

Se sentía agradecido de que al menos el castaño no lo acusura. Eso ya podría decirse que era una ventaja para no salirse del camino que estaba decidido a seguir hasta el final.

— Bien... — No tuvo de otra mas que hacerse a un lado y dejar que el sexy mandatario pudiese salir de su habitación.

— Aún así te juro que si mi padre muere en alguno de éstos días, no dudaré en acusarte a ti — Su amenaza fue clara y fuerte antes de irse de ahí, dejando a un pensativo y desnudo hombre tapado de la cintura por una toalla de baño.

Al cerrar la puerta, optó por ponerse la típica ropa elegante para el trabajo de cada día. Mientras lo hacía, pensaba seriamente en lo que Stark le pidió hace un rato, pruebas. Permaneció alrededor de una hora hasta que finalmente decidió salir y empezar a buscar información privada, datos confidenciales como los lujosos domicilios de algunos ex presidentes.

Al abrir la puerta listo para salir, se quedó estátito al ver afuera cerca de quince hombres uniformados y armados. Todos apuntaban directamente a la cabeza de Steve con las pistolas que sostenían entre la palma de las manos. — ¡MANOS ARRIBA! — Eran hombres del FBI.

The President | STONYWhere stories live. Discover now